El hombre que traicionó a Minerva Ravenscroft by Bethany Bells

El hombre que traicionó a Minerva Ravenscroft by Bethany Bells

autor:Bethany Bells [Bells, Bethany]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-08-18T00:00:00+00:00


Capítulo 9

—¿Está seguro? —preguntó lord Badfields, pocos días después.

Anochecía y estaban sentados en el interior del coche de Will. Era él quien había ido a buscarlo a la puerta del club, tras enviarle una nota.

—Por completo —replicó—. Su hermana está decidida. No va a dejarlo estar, no lo va a olvidar. Lo más que he logrado ha sido sacarle una promesa de que consultará conmigo cualquier paso a dar. Pero no le puedo asegurar si llegará a cumplirlo.

—Siempre ha sido una maldita testaruda. Aunque, la verdad, puedo entenderlo. —⁠El marqués se encogió de hombros⁠—. Yo ardo en deseos de pegarle un tiro entre ceja y ceja a ese canalla.

Will hizo una mueca.

—Por eso quería hablar con usted. —⁠Lord Badfields lo miró, muy serio. Seguro que imaginaba lo que iba a decir a continuación⁠—. Estos años he… finalizado discretamente a más de un individuo por interés de la Corona. Estoy considerando la posibilidad de hacer lo mismo, en este caso.

—¿Habla de matarlo usted? —⁠No respondió de palabra, aunque lord Badfields captó el asentimiento⁠—. Maldita sea… No sé, sir William.

Will no se permitió apartar los ojos.

—Por lo que me ha dicho en otras ocasiones, lord Dankworth es un criminal confeso, un traidor al país y un canalla que se aprovecha de la miseria de muchos bajo el ardid de «Rey en la noche». Asesina, roba, esclaviza… Si sigue libre y con vida es porque goza de una situación de mucho poder. Una por la que ni el mismísimo rey se atreve a provocar un desenlace, digamos…, complejo.

—Es cierto.

—¿Entonces? Si las cosas son así, solo se haría justicia.

—Eso es muy relativo, sir William. Nunca he sido un gran experto en los temas éticos, bien lo saben Dios y el demonio, pero mi instinto me dice que su solución no lo es del todo. Aunque lo que en realidad me hace dudar es que es muy arriesgado. Estoy seguro de que Defiance Manor es una fortaleza, y que La Estirpe, ese grupo que lidera Dankworth, tiene allí un ejército propio.

—Seguramente. Pero por eso, me daría prisa. No creo que su hermana valore esos riesgos, milord. Se presentará allí, con su derringer en el bolsito, y le darán totalmente igual las consecuencias. No tiene planes para luego, ¿lo entiende? —⁠Se aseguró de que sí, que lo entendía, antes de continuar⁠—: Me lo ha reconocido.

Lo miró con la gravedad que merecía el asunto. Estuvo a punto de revelarle su propuesta de que fueran amantes porque no contaba con un después tras lo que estaba decidida a hacer, pero no quería compartir aquello. Era algo íntimo entre Minerva y él. Por no hablar de que podía propiciar que los disparos empezasen antes de tiempo.

—¿Está totalmente seguro de lo que dice? —⁠preguntó lord Badfields, con la mandíbula crispada.

—Sí, demonios. ¿Es que no la ve? Pasa el tiempo y no ha cejado en su empeño ni un milímetro. Al contrario: entrena con dureza, tiene ya un nivel aceptable en el savate, y me insiste cada día en el tema de las armas de fuego.



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