El duque y la maldición by Verónica Mengual

El duque y la maldición by Verónica Mengual

autor:Verónica Mengual [Mengual, Verónica]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-06-15T00:00:00+00:00


* * *

El corazón del marqués de Ailsa dolía. Llevaba dos de dos, pero la tercera iba a ser complicada de casar. Y sobre la cuarta… No quería ni pensar. Esas mujeres iban a acabar con él. Eso sin contar el cambio de actitud de su tía Elvina, la marquesa viuda de Ailsa. Porque la madre de Valerie había experimentado un cambio de aspecto que le llevaba de cabeza. ¡Estaba harto de pretendientes! Las mujeres de su vida eran un auténtico incordio.

—Voy a servirme una copa. ¿Me acompañas, Patrick? —pidió el duque de Lennox mientras las mujeres subían la escalera en dirección a la habitación que V había asignado a Em.

—Creo que… —Patrick las veía subir lleno de angustia.

—No te preocupes por ella. V la cuidará, no creo que la someta a ningún interrogatorio, la ayudará a cambiarse y la acostará. Emma estará bien. Vamos al despacho —lo conminó.

—Tienes razón. Además, necesito una copa, o mejor la botella entera. —No eran únicamente los problemas que acusaba con Emma. Él mismo estaba viviendo un infierno personal de proporciones bíblicas.

Jason sirvió dos generosas copas y le pasó una al marqués de Ailsa. Tomó asiento en la silla contigua a la de Patrick. No quiso sentarse en su silla, detrás de su escritorio. Prefería mantener una conversación de igual a igual, como solía hacer el marqués de Ailsa habitualmente con los pretendientes de sus protegidas. Sabía que su amigo estaba muy alterado porque, aunque Patrick sabía ocultar muy bien sus emociones, el marqués era incapaz de enmascarar su rabia. Pasaron los minutos y ninguno de ellos abrió la boca.

Jason iba a dejar que Patrick se serenase. Sabía que él hablaría cuando estuviese preparado.

—¡Malditos infiernos! —estalló el marqués.

—La madre de mi esposa te regañaría por ese vocabulario, amigo.

—Desde luego, Elvina me mandaría callar con una sola mirada. Pero dado todo lo que podría decir, es el menor insulto que se me ocurre en estos momentos.

—No lo dudo. Debe haber sido algo fatídico para conseguir ponerte en ese estado.

—Nadie me culparía por matarlo, puedes estar seguro de ello.

—¿A quién planeas dar muerte?

—¿Tú a quién crees, Lennox?

—Se me ocurren dos candidatos. La primera debería ser Emma, pues estoy seguro de que ha hecho algo que no debería, y apuesto mi título y mi felicidad a que el segundo es Ashton.

—Valerie te está enseñando demasiado bien —le dijo con admiración.

—Son ya algunos años viviendo entre leones, no puedes culparme por haberme convertido en uno.

—Desde luego. Al final serás tú más Manchester que nosotros mismos.

—¿Es irreparable? —preguntó desoyendo el comentario del marqués.

—No tengo todos los detalles, debo hablar con Emma primero.

—Patrick, si no quieres hablar del tema no pongas burdas excusas. Ambos sabemos que conoces al dedillo la situación. Tú eres tú, el todopoderoso Patrick.

—Siempre se me olvida que tú, mi querido amigo, y mi prima me conocéis casi mejor que yo mismo. —Patrick hizo una pausa para serenarse. Tomó aire y prosiguió—. Creí que mi época de niñera había terminado. Considero que estoy como al principio. En algún punto del camino la sensata Emma se ha perdido.



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