El cantante de Gospel by Harry Crews

El cantante de Gospel by Harry Crews

autor:Harry Crews [Crews, Harry]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Narrativa
publicado: 2013-12-22T00:00:00+00:00


SIETE

El gentío aún se apretujaba alrededor de la funeraria de Hiram, pero por suerte no había señal del hombre de la piel oscura. Habían llegado más coches, algunos con pegatinas de rayas en los parachoques delanteros y traseros: ¡VENGAN A LA FERIA DE RAREZAS — ASÓMBRENSE ANTE MARAVILLAS HUMANAS! Cash, hermano de Hiram y dueño de la tienda de semillas de Enigma, había traído de Tifton una máquina para hacer algodón de azúcar y en el lado opuesto a la funeraria había niños sentados en el borde de la acera de madera comiendo nubes rosas de azúcar.

El Cantante de Gospel y Didymus salieron de la funeraria y el remolino humano se detuvo y se volvió para verlos. Ahora que había dejado de cantarle a MaryBell, parecían de mejor humor. Ya no había nadie mirando por la ventana. Habían desviado su atención hacia él. Muchos le saludaron y un puñado de muchachas corearon su nombre y gritaron. Se oía música por todas partes. Toda clase de música. Las radios de los coches estaban encendidas por toda la calle. Buena parte de los niños tenían algodón de azúcar pegado en la boca y transistores pegados a la oreja. La voz melosa y metálica de los locutores sonaba a todo trapo en las calles de Enigma: ¡ADOLESCENTES Y ADULTOS LOCOS DE LA TIERRA DE LOS TRANSISTORES, PREPARAOS PARA LA ORGÍA DE SONIDO MÁS MARCHOSA, DIVERTIDA Y ARRASADORA DE LA HISTORIA CUANDO EL COLISEO DE ATLANTA RECIBA EL ESPECTÁCULO DEL AÑO! ¡ESCUCHAD ESTE ELENCO ESTELAR: EL MONSTRUO Y LOS CHUPASANGRES, ISAÍAS EL MESÍAS Y LOS MENSAJES, EL TRÍO VIRTUOSO: ESPERANZA, DESTINO Y AMOR! ¡Y MUCHOS, MUCHOS MÁS DE VUESTROS FAVORITOS!

—Mira eso —dijo Didymus—. El amor de Dios es inconmensurable.

En uno de los transistores del grupo de chicas que había estado gritando su nombre se oyó algo especialmente portentoso, porque las chicas se miraron entre sí y sus cuerpos cobraron vida de repente en un baile ondulante y giratorio.

—¿Hay penitencia lo bastante grande para esto? —preguntó Didymus.

Una de ellas era especialmente guapa. Llevaba puestos unos pantalones elásticos de color blanco y tenía el pelo negro recogido en una coleta que le llegaba a los riñones. Sus brazos eran redondos y rosados y aunque no movía los pies un ápice en el baile, su trasero increíblemente redondo y prieto temblaba y se rizaba como el agua con el viento. La vista del Cantante de Gospel quedó restringida a esa parte temblorosa del cuerpo que ella presentaba en dirección a él inclinándose hacia delante para hacer girar la coleta por encima de la cabeza como si fuera un molino de viento. No tenía más de quince años. Al Cantante de Gospel le empezó a dar dentera y se le secó la garganta. En medio de todos esos gritos y saludos se le ocurrió que nunca se había tirado a una mujer en Enigma aparte de MaryBell. No había podido por culpa de MaryBell, que estaba presente hasta en el aire que respiraba. Respiró profunda y tranquilamente, mirando a su alrededor.



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