El arriesgado romance de lady Lettie by Bethany Bells

El arriesgado romance de lady Lettie by Bethany Bells

autor:Bethany Bells [Bells, Bethany]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-05-25T00:00:00+00:00


Capítulo 7

Llegaron a pensar que habían conseguido huir.

Fue muy duro levantarse de la cama, tan cómoda y fragante. Tener a Lettie a su lado, desnuda y dispuesta, lo volvía loco. Habían hecho el amor dos veces y, aunque no estaba seguro de ser capaz de añadir una tercera esa misma noche, simplemente estar acostado a su lado era un gran placer.

Pero debían irse, porque lo de aquel hombre le preocupaba mucho. Cuanto antes lo despistasen, mejor. Ya encontrarían otro lugar en el que poder dedicarse por completo a amarse sin preocupaciones. Pero ¿dónde? Recordó la pregunta de Lettie. ¿Volvían a Londres? No estaba seguro de que fuera buena idea. Tentado estaba de proponerle lo de irse juntos a América, y allá se las entendieran en el Reino Unido, pero dudaba de que Lettie quisiera irse a vivir tan lejos de su familia…

Fue la palabra «familia» lo que le dio una idea. Tùr Làidir, por supuesto. Podrían ir allí, su padre no intentaría nada contra ellos, contra Lettie, si se encontraba a resguardo tras la casa ancestral de su esposa. Además, si intentase algo, lady Janetta organizaría una auténtica cruzada escocesa contra él. No, no haría nada. Bastante tenía con soportar la presión del odio del rey inglés.

En eso pensaba Sloan mientras dejaba una generosa suma en la mesa del dormitorio, con una nota de disculpa para el señor Linton. En cuanto Lettie estuvo lista, salieron en sigilo y bajaron, cruzando el edificio en busca de la puerta de atrás. No hicieron apenas ruido y dado que no llevaban más que una bolsa de viaje, y muy ligera, avanzaban a buen ritmo.

Cuando por fin salieron al exterior los recibió un frío intenso y húmedo, y una oscuridad casi absoluta. El cielo estaba muy negro, oculto tras las nubes. El aire olía a lluvia cercana. En cuanto se detuviese el viento, que soplaba a ráfagas, con fuerza, seguro que caía un buen chaparrón.

Sloan dudó un momento, tratando de orientarse. Solo había un par de luces encendidas, dispersas entre los edificios de Gretna Hall, lo que le daba un aire casi mágico.

—Adoro este lugar —susurró Lettie, a su lado. La miró y, pese a la poca luz, vio que tenía los ojos brillantes, y él no pudo por menos que sonreír, feliz. Habían pasado unas horas maravillosas aprendiendo a conocerse de ese modo íntimo y único reservado a los que de verdad se amaban⁠—. Me hubiese gustado quedarme un par de días. ¡O un mes entero!

—Volveremos, te lo prometo.

Se movieron en dirección al punto acordado y no tardaron en divisar el carruaje, con Ned ya listo, esperando, a su lado. Sin decir palabra, los ayudó a subir, trepó al pescante y azuzó los caballos. El coche se alejó, levantando tanto ruido que Sloan lamentó no haberle propuesto a Ned encontrarse ya fuera del lugar, quizá en la primera herrería que había en la entrada al pueblo.

Sea como fuere, ya no podían hacer más, y el vehículo se alejó poco a poco de Gretna Hall, adentrándose en la noche.



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