Divorcio en el aire by Gonzalo Torne

Divorcio en el aire by Gonzalo Torne

autor:Gonzalo Torne [Torne, Gonzalo]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: prose_contemporary
ISBN: 9788439727293
editor: www.papyrefb2.net
publicado: 2013-11-24T23:00:00+00:00


—No soy teutona, soy ciudadana americana.

—¿Me dirás en qué continente está Teutonia?

—No vas a provocarme. En España los hombres sois enclenques y provincianos. Por si no lo recuerdas, no tuve que hacer ningún esfuerzo para conquistarte. En América las cosas son distintas, y las mujeres también.

—En Nueva York, Pecas, te confundirían con una portera exuberante, aquí al menos eres rubia, cuando te cuelguen los tetones puedes irte a Estambul, los turcos son inocentes e impresionables, lástima que no seas demasiado alta.

—En New York son unos imbéciles engreídos, vegetarianos anémicos, el semen ahí no tiene ninguna calidad, ovarios secos, por eso importan chinas y negros, la mayoría son homosexuales.

—Vamos, que allí también te cerraron la puerta en las narices. Eres un fruto de Montana, y allí vas a volver derechita si me canso de ti. ¿Cuánto tiempo viviste en Nueva York?

—Seis meses. Suficiente. Entrenaba todo el día. No puedes entenderlo porque nunca has hecho nada con disciplina, por eso has perdido todo el dinero de tu padre, por eso vas a seguir estancado si no te alimentas de mi energía.

—Vete a Montana, Pecas, es tu hábitat. El único sitio del mundo donde no estarás fuera de sitio.

—Estamos hablando, estamos hablando, ¿correcto?

—Sí, eso parece.

—¿Sabes por qué me vine a Barcelona? ¿Por qué me colgué de ti?

Ni me molesté en elaborar una réplica.

—En Montana habían muchos hombres de calidad, pero todas las mujeres eran tan sofisticadas y hermosas que tenías que pelear por cada palmo de terreno.

—Claro, por eso llegaste virgen a Madrid, una víctima de la lucha de las especies.

—Entre las culonas castellanas y las anoréxicas catalanas lo tuve fácil para seducirte, pero en Fuok no te bastaba con el físico, tuve que recurrir a la astucia, tuve que emplear palabras.

—No me digas, espera, esto tengo que escucharlo de pie, ¿cuál es el cebo verbal adecuado para cazar machos en Montana?

—Les decía que tenía la vagina pequeña. No te rías. No sé que sensación os provoca una vagina estrecha, y me da rabia morir sin saberlo, pero era infalible, les derretía, se arrodillaban a mis pies.

—Eres idiota. Ése es tu secreto, Helen. Encima de los hombros tienes una bola llena de serrín, articulada por los resortes más primitivos del espíritu humano. Si me dejases aplastarte el cráneo con un torno, abrirlo con un taladro, situar unos algodones para chupar la sangre y pincharte la masa cerebral para extraer un galón de tu líquido encefalorraquídeo me juego un huevo que estaría compuesto de estrechez de ánimo, ambiciones provincianas y amargura.

—Estás celoso.

—Fuiste tú la que volviste arrastrándome hasta mí.

—Te mueres de celos.

—Me gustas, maldita imbécil.

—Siempre fuiste un perro celoso, sólo disimulabas.

—¿Sabes qué, Miss Montana? Si con esa irresistible cara de estúpida les hubieses dicho que tenías una vagina enorme también se hubiesen amorrado a tu sombra, confesando que tenías dos coños conseguías el mismo efecto, te doy mi palabra. Después de darte un paseo delante de ellos, con todo eso que te crece del tronco, créeme, no te los quitabas de encima ni anunciando que eras un tío, la excitación es una emoción muy tolerante.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.