Dioses Menores by Terry Pratchett

Dioses Menores by Terry Pratchett

autor:Terry Pratchett [Pratchett, Terry]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788401329104
editor: Plaza y Janés
publicado: 1992-01-20T05:00:00+00:00


Didáctilos sonrió. Siempre le costaba mucho sonreír. No se trataba de que fuese un hombre sombrío, pero no podía ver las sonrisas de los demás. Sonreír requería varias docenas de movimientos musculares, y en el caso de Didáctilos la inversión no proporcionaba ningún beneficio.

Había hablado muchas veces delante de multitudes en Efebia, pero esas multitudes estaban compuestas invariablemente por otros filósofos, cuyos gritos de «¡Mira que eres idiota!», «¡Te lo vas inventando sobre la marcha!» y demás contribuciones al debate siempre ayudaban a que se sintiera en su ambiente. Eso era debido a que en realidad nadie prestaba atención. Sus oyentes sólo pensaban en lo que ellos iban a decir a continuación.

Pero aquella multitud le recordaba a Brutha. Su escuchar era como un enorme pozo que esperaba a que sus palabras lo llenaran. El problema era que Didáctilos hablaba en filosofía, pero ellos estaban escuchando en paparrucha.

—No podéis creer en la Gran A'Tuin —dijo —. La Gran A'Tuin existe. Creer en cosas que existen no tiene ningún sentido.

—Alguien ha levantado la mano —dijo Urna.

—¿Sí?

—Señor, pero seguramente las cosas que existen son las únicas en las que vale la pena creer —dijo el curioso, que vestía el uniforme de sargento de la Guardia Sagrada.

—Si existen, no hace falta que creáis en ellas —dijo Didáctilos—. Simplemente son. —Suspiró—. ¿Qué puedo deciros? ¿Qué queréis oír? Yo sólo escribo lo que la gente sabe. Las montañas crecen y caen, y debajo de ellas la Tortuga nada hacia adelante. Los hombres viven y mueren, y la Tortuga Se Mueve. Los imperios crecen y se desmoronan, y la Tortuga Se Mueve. Los dioses vienen y van, y aun así la Tortuga Se Mueve. La Tortuga Se Mueve.

Una voz surgió de la oscuridad para preguntar:

—¿Y realmente es así? —Didáctilos se encogió de hombros.

—La Tortuga existe. El mundo es un disco plano. El sol gira alrededor de él una vez cada día, remolcando su luz detrás de él. Y esto seguirá sucediendo tanto si creéis que es verdad como si no. Es real. No entiendo de verdades. La verdad es mucho más complicada que eso. Si queréis que os diga la verdad, no creo que a la Tortuga le importe un pimiento si es verdad o no.

Simonía se llevó a Urna a un rincón mientras el filósofo seguía hablando.

—¡No habían venido a oír esto! ¿No puedes hacer nada?

—Me temo que no te entiendo —dijo Urna.

—No quieren filosofía. ¡Quieren una razón para marchar contra la Iglesia! ¡Ahora! Vorbis ha muerto, el cenobiarca chochea y la jerarquía está muy ocupada apuñalándose por la espalda. La Ciudadela es como una gran fruta podrida.

—Dentro de la que todavía quedan una cuantas avispas — murmuró Urna —. Dijiste que sólo contamos con una décima parte del ejército.

—Pero son hombres libres —dijo Simonía—. Dentro de sus cabezas son libres, Urna. Lucharán por algo más que cincuenta céntimos al día.

Urna se miró las manos. Solía hacerlo cuando no tenía muy claro algo, como si sus manos fueran las únicas cosas de las que estaba seguro en el mundo.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.