De nuevo el amor by Miranda Lee

De nuevo el amor by Miranda Lee

autor:Miranda Lee
La lengua: spa
Format: epub
editor: Harlequin
publicado: 2016-01-15T00:00:00+00:00


Capítulo 9

VAS muy arreglada para ser lunes –le dijo Michele mientras almorzaban como hacían habitualmente.

Lucille llevaba un vestido nuevo que, a pesar de ser sencillo, era de un color turquesa brillante y que le sentaba como un guante.

–¿Hay algo que debieras decirme? –insistió su amiga mirándola suspicazmente.

Lucille adoptó una expresión de la más pura inocencia. En las tres semanas que habían pasado desde que había conocido a Val, había aprendido a fingir como una actriz. Nadie conocía la doble vida que llevaba. En el trabajo, era la eficiente señorita Jordan. En sus horas de ocio, era la fogosa amante de Val.

–¿Como qué? –dijo Lucille haciéndose la tonta.

–Como dónde has estado el fin de semana, por ejemplo. Te llamé el viernes por la noche. Luego dos veces más el sábado y, por lo menos, tres el domingo, pero no estabas.

–¿De verdad? Ah, bueno, el viernes me fui al cine y el sábado estuve de compras casi todo el día. Como ya sabes, falta poco para la Navidad y quería comprar pronto mis regalos. No estoy segura de lo que pudo pasar el domingo, pero estaba cansada y me dormí. Puede que estuviera dormida cuando llamaste y no oyera el teléfono. ¿Cuándo fue la última vez que lo hiciste?

–Sobre las nueve y media de la noche.

–Ah, bueno, entonces ya estaba en la cama.

Técnicamente, todo eso era verdad. El viernes había visto una película en la televisión, Titanic. O un poco de ella, ya que cuando la protagonista se desnudó para que el protagonista la dibujara desnuda, Val decidió que quería hacer lo mismo con ella. Solo que, cuando estuvo desnuda, él le confesó que no tenía nada con que dibujarla y que, aprovechando la situación, mejor hacían el amor otra vez.

El sábado había ido de compras por la tarde, mientras Val buscaba la ropa del espectáculo que estaba produciendo, y ella se había comprado toda clase de lencería sexy.

Y el domingo, se lo había pasado casi entero durmiendo, pero no en su cama. Había terminado agotada después del efecto que había causado en Val la lencería.

–¿Para qué me querías? –le preguntó a Michele esperando que no se le notaran los recuerdos que estaba teniendo.

–Tenía algo que contarte que no podía esperar a hoy.

–¿Oh? Espero que buenas noticias.

–Muy buenas. Voy a tener un hijo.

–¡Un hijo! Pero... Solo llevas casada unas semanas –dijo Lucille frunciendo el ceño.

Se dio cuenta demasiado tarde de que no era esa la reacción que estaba esperando su amiga y, al ver el dolor en sus ojos, añadió:

–¡Bueno, qué suerte tenéis! Hay parejas que se pasan años intentándolo. ¿Y qué ha dicho Tyler?

–Está encantado.

Lucille deseó poder decir lo mismo, pero ella no estaba precisamente encantada. Un divorcio ya era bastante malo cuando no había hijos. A Michele y Tyler les daba como mucho un par de años. Y ahora que iban a tener un hijo...

–No tenía ni idea de que quisierais tener un hijo tan pronto –añadió–. ¿Ha sido por accidente?

–No, en absoluto. En nuestra noche de bodas, Tyler me dijo que no quería esperar.



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