De la amistad extrema by Jean-Luc Hennig

De la amistad extrema by Jean-Luc Hennig

autor:Jean-Luc Hennig [Hennig, Jean-Luc]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Ariel
publicado: 2016-05-16T22:00:00+00:00


Ah, conmigo como guía, sí, como guía, ¡cuántos prodigios están reservados a la fuerza de tus músculos! ¡De cuántos tiranos, que oprimen los hombros de sus súbditos, serás el azote mediante la cólera de los dioses! (v. 57-60).

Ahí tenemos la diatriba del Discurso y la alianza de la amistad y de la virtud contra la tiranía, sea esta la que sea. La Boétie usa un lenguaje viril que, supone con razón, impresionará a Montaigne. No pone en él, al menos en apariencia, ninguna carga afectiva, ni tampoco la borra deliberadamente. Podría ser la carta de exhortación de un padre a su hijo, pero de un padre muy distinto del de Montaigne. Un padre severo, que no hace ninguna concesión, que pone las cartas sobre la mesa y que dice: aquí, ahora mismo, ya sabes lo que hay, tienes tu destino en la mano.

Los poemata 3 y 20 se parecen, de cierta manera, a las conversaciones que La Boétie tuvo tan a menudo con Montaigne, pero se trata de conversaciones con una sola voz, y de orden más íntimo, ya que conciernen a la vez al sexo y a la naturaleza de su relación. Por eso sin duda La Boétie prefirió la epístola, pero una epístola en latín, como la que escribiría a principios del siglo siguiente Théophile de Viau a sus amigos-amantes. Una especie de lenguaje encriptado que permite hablar de amor bajo el color de la amistad, con todas las ambigüedades posibles, incluida hasta la palabra amor, que todos los traductores se ingenian para traducir virtuosamente como «afecto». Por lo tanto, siempre habrá una máscara en los poemas que dirigirá La Boétie a Montaigne: la máscara del nombre y del género (Veintinueve sonetos), la máscara del latín (Poemata). Y si el francés dibuja, sobre el modelo petrarquista, el sufrimiento de un amor insatisfecho o inaccesible, el latín, lengua viril, «nerviosa y sólida» (III, 5, 873b), ofrece la imagen de un La Boétie a lo Sócrates, amonestando a sus «compañeros» o como «tío gruñón», y en todo caso, como observa Starobinski, toma la iniciativa, se muestra de un ardor belicoso, hasta desairarlo severamente y tratarlo de «obscaena pellex», de cuerpo prostituido. Hay una violencia insólita en ese poema 3, y por eso también está en latín. Y sin embargo, Montaigne soporta el veredicto. Es cierto, si creemos a los Veintinueve sonetos, que Montaigne sabía también ser duro, brutal, cruel e incluso cínico, aunque solo fuera entonando ante él sus «cantos de cazador» (14, v. 8). Esa amistad fue, pues, una lucha a cuchillo, una auténtica riña, golpe a golpe, un combate sin misericordia. Es decir, que el ensayo de Montaigne sobre la amistad quizá sea un canto de amor póstumo, pero es mucho más probable que sea un magnífico engaño.



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