Chamusquina by Noelia Lorenzo Pino

Chamusquina by Noelia Lorenzo Pino

autor:Noelia Lorenzo Pino [Lorenzo Pino, Noelia]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, policial
editor: 13insurgentes
publicado: 2014-04-22T16:00:00+00:00


Espero que tengas una buena excusa. ¿Qué hiciste ayer? ¿Por qué no acabaste el trabajo?

«Mierda», se dijo.

El atropello. Por un momento le dio la impresión de que había pasado un siglo desde aquello. Comprobó la fecha que marcaba el móvil: 01-01-2012. Estaba desorientado. Ido. Se le había ido la olla. Por completo. Hizo memoria: atropelló a la chica. Eso lo recordaba. ¿Qué más debía hacer?

Leyó el siguiente mensaje:

Llámame en cuanto leas el mensaje.

De pronto, le vino a la cabeza el Citroen azul que robó a primera hora. ¿Qué había hecho con él? ¡Mierda Puta!

Se asomó a la ventana y lo vio aparcado frente al portal. ¡Cojonudo! ¿En qué demonios estaría pensando cuando lo dejó allí? Llamó a su colega del cementerio de coches. Por suerte, esta vez contestó enseguida.

—Necesito que hagas picadillo un coche.

—¿Cuándo?

—Ya.

—¿Cuánto?

—Quinientos billetes.

—Te espero.

El Checo se vistió a toda hostia y bajó a la calle. Tenía que deshacerse del puto coche.

Una hora después llamó a Iñaki, que estaba muy cabreado. Quedaron en una zona industrial a las afueras de Irún. Cuando llegó, lo esperaba dentro del coche. Le abrió la puerta del copiloto. Tenía la cara desencajada.

¿Dónde cojones has estado? ¿Te das cuenta del lío en que nos has metido? La has dejado medio muerta. ¿Por qué no le quitaste las muestras del bolso?

—Queréis que me encargue de ella.

—Por supuesto que no.

¿Y qué queréis que haga? ¿Qué devuelva la pasta? ¿Qué me corte las venas?

—No sé qué querrán los demás… Intuyo que nada bueno. Yo, desde luego, te sugiero que te largues. Desaparece una temporada —suspiró—. Espero que no te hayas fundido toda la pasta en coca… ¿Te has mirado en un espejo?

—Apenas recuerdo qué pasó anoche. Se me debió ir la olla —se lamentó—. Estoy destrozado y la polla se me va a caer a cachos —añadió con una sonrisa torcida.

Iñaki no cambió su expresión de enfado.

—Esta noche desaparezco.

—Checo, por mí este encuentro no ha tenido lugar. De momento desaparece una temporada, pero si las cosas se pusieran muy feas, lárgate bien lejos.

—Gracias, tío. Te debo una.

Ya en casa, se sentó en el sofá. Tenía que pensar, y rápido. Miro a su alrededor. Todo estaba hecho un puto asco. Comida rancia. Cazuelas sucias. No podía largarse y dejarlo todo en aquellas condiciones, si no aquello se convertiría en el reino de las ratas. Ratas enormes e inteligentes. Como personitas. Comiendo, creciendo, cagando, evolucionando en su puta casa. Ya se las imaginaba riendo y caminando a dos patitas. Se levantó a duras penas y cogió una bolsa de basura extra grande.

Media hora después, estaba en el contenedor de enfrente de su portal con dos bolsas llenas. Había tirado hasta las sábanas y las mantas. Olían a cuadra. Había vaciado el frigorífico y los armarios. Solo dejó las latas de conserva. Su vida apestaba como el interior de aquellas bolsas.

Subió a casa y se duchó. Se puso un chándal negro de Adidas y cogió una bolsa de deporte. Se llevaría lo justo y necesario. No tenía intención de ir a Chequia.



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