Blanco by Bret Easton Ellis

autor:Bret Easton Ellis [Ellis, Bret Easton]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Memorias
editor: ePubLibre
publicado: 2018-12-31T16:00:00+00:00

TUITEAR

Para muchos de los que nos criamos en California la escritora estadounidense Joan Didion era una heroína a pesar de que, o precisamente porque, apoyaba al republicano Goldwater, adoraba a John Wayne, creía que Jim Morrison era sexy porque era un chico malo, odiaba la cultura hippie, odiaba a los Beats, odiaba el feminismo de los setenta, en su literatura idealizaba a los hombres fuertes, despreciaba a J.D. Salinger y Woody Allen cuando ambos estaban en la cúspide de su popularidad y era la esnob y la antiesnob por excelencia. En resumen, tenía ideas firmes y osadas. En 1988 escribió su célebre texto acerca (indirectamente) de su posicionamiento político a finales de los años ochenta: «Durante el verano de 1988 se me ocurrió, en California, Atlanta y Nueva Orleans, mientras presenciaba primero las primarias californianas y luego las convenciones nacionales de demócratas y republicanos, que no había sido casualidad que la gente con la que prefería pasar el rato en el instituto, en general, quedase en gasolineras». Mucha gente discrepaba de su postura sobre temas sociales y la criticaron ferozmente por un artículo antifeminista que escribió en 1972 titulado «El movimiento de la mujer». («Que muchas mujeres son víctimas del paternalismo, la explotación y el estereotipo de los roles sexuales difícilmente podría considerarse una novedad, pero tampoco es nuevo que otras muchas mujeres no lo son: nadie ha obligado a las mujeres a comprar el paquete completo»). Su estilo, su estética, vendía cuanto escribía, y esta fe en el estilo, y la precisión de su escritura, parecían borrar la ideología: era una realista, una pragmática, atenta a la lógica y a los datos, pero que siempre priorizaba el estilo; como pasa con todos los grandes escritores, el sentido de su obra se encontraba en el estilo. Didion había rechazado la idea de que una mujer no tenía suficiente fuerza para enfrentarse a lo que consideraba la áspera cotidianidad de una sociedad dominada por los hombres. Y también intuía un mal presagio en el movimiento feminista, más allá de su oposición a la discriminación. «Cada vez se hacía más claro que la aversión se dirigía hacia la vida sexual adulta: sería mucho más limpio ser niños para siempre».

Ese deseo en particular, el de ser niños para siempre, se me antoja un rasgo definitorio de la vida estadounidense actual: un sentimiento colectivo que se impone a la neutralidad de los hechos y el contexto. Este relato habla de cómo desearíamos que fuera el mundo en contraste con los desengaños que nos brinda la vida cotidiana, y nos ayuda a protegernos, no solo del caos de la realidad, sino también de nuestros fracasos personales. El relato sentimental es una variación de lo que Didion quiso decir al escribir «nos contamos historias a nosotros mismos para poder vivir» en su famoso ensayo «El álbum blanco», de 1979: «La princesa está enjaulada en el consulado. El hombre de los caramelos se va a llevar a los niños al mar. La mujer desnuda que está en

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