Basura by Héctor Abad Faciolince

Basura by Héctor Abad Faciolince

autor:Héctor Abad Faciolince
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Variada
publicado: 2000-08-09T22:00:00+00:00


Cuando acabé de reconstruir este cuento, hasta pegando, como ya dije, pedacitos de papel (las últimas páginas habían sido rasgadas con furia), el caso de Davanzati me pareció aún más patético. Ante todo, reconozco que, como rescate para la literatura, no valió la pena pegarlo y que Davanzati había hecho como un santo al romperlo. Pero después de tanto esfuerzo, después de esta labor de esclavo que es recomponer varias páginas rotas, no he sido capaz de no copiarlo, y mi disculpa es que así puedo dar un nuevo testimonio de la angustia de mi vecino como escritor de ficciones. A diario cambiaba de género como quien cambia de camisa, en el intento de escribir algo ameno, o algo comprometido con su ciudad, o algo legible. No podía con lo autobiográfico, no podía con lo reflexivo, con lo testimonial, y ahora ensayaba con lo negro y seudodetectivesco. Él mismo se daba cuenta de que su intento había sido un gran fracaso (en la última hoja había, en marcador rojo, el siguiente comentario: Este cuento es perfectamente idiota y jamás debió haber sido escrito). El hombre se daba cuenta; quería escribir bien, hacía hasta lo imposible por escribir bien, y le salían estas ideas torpes, estas mediocres historias sin inspiración. Arriba, justo encima de mí, estaba él, pero jamás podía oír sus pasos afelpados pese a la cojera. Si mucho, de vez en cuando, el ruido de un inodoro que se suelta, de una ducha que se abre, de un bambuco viejo o unas lejanas palabras que se musitan en la mitad de la noche. Estaba arriba y yo hubiera querido coger una botella de ron y subir, conversar con él sobre el oficio, sobre lo que podría hacerse si de veras estaba tan obstinado en publicar otro libro. Le habría dicho, tal vez, que su prosa reflexiva tenía a veces una cándida angustia que me gustaba, que se resignara de una vez por todas a no contar historias, a no inventarse nada, y que ya que era un completo inepto para las tramas imaginarias, que se dedicara más bien a pensar y a hacer la glosa de su propia vida. Pero ¿puedo yo darle consejos a alguien? Yo solamente soy capaz, y eso si el ron no me gana, de escribir mis artículos semanales, mis crónicas más inventadas que vividas, mis entrevistas casi imaginarias con personajes locales. No soy ni siquiera capaz de ser periodista y le voy a enseñar a mi vecino a ser escritor, qué va. Además yo solamente podía contar con su furia si llegaba a revelarle mi secreto de meses, mi robo continuado de papeles durante meses y más meses.

A veces, por las noches, lo oía recitar. Por las noches y también por las calles de Laureles. La primera vez que le noté este aspecto —iba él andando con las manos atrás, despacio, muy despacio, y como masticando palabras entre los labios— pensé que estaba rezando. ¿Qué plegarias se diría este hombre a quien jamás había



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.