Antica Madre by Valerio Massimo Manfredi

Antica Madre by Valerio Massimo Manfredi

autor:Valerio Massimo Manfredi [Manfredi, Valerio Massimo]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2020-10-14T16:00:00+00:00


11

En los días siguientes Voreno y Fabro reunieron a todas las fuerzas de la expedición: los legionarios númidas de montaña, pelirrojos de ojos azules, excelentes jinetes habituados a domar sementales salvajes; los legionarios llegados desde Roma, todos veteranos de la Décima Equestris, de la Quinta Alaudae y de la Decimotercera Gemina, ahora alojados en un cuartel próximo a la necrópolis oriental de la ciudad, y, finalmente, los otros centuriones. En total, eran casi trescientos hombres, cada uno con su propio equipo.

Desembarcó también Subrio Flavo, llegado directamente del puerto de Miseno con un trirreme preparado para la guerra. Abrazó a Voreno con gran efusión.

—¿Cómo van las cosas, amigo?

—Estoy seguro de que vuestros speculatores os han dicho ya todo cuanto hay que saber, aunque ignoro aún quién es el espía de Nerón.

En realidad, Voreno sospechaba quién podía ser. No lograba quitarse de la cabeza el recuerdo de aquella noche en la que durmió en la casa de Bastarna y oyó a Fabro y al gladiador hablar de Varea y de cómo podría ser fuente de grandes ganancias si se la adiestraba para combatir en la arena como gladiadora. Así pues, Fabro era alguien dispuesto a anteponer el dinero a cualquier afecto. Mejor estar alerta, pensó.

—¿Qué finalidad tiene esa nave de guerra? —preguntó Voreno.

—Es por los piratas —respondió Flavo—. Trato de mantenerme a salvo. En cuanto a lo demás, el emperador está informado de todo y, dada su pasión por los oráculos y las profecías, se muere de ganas de saber cómo acabará esta historia y averiguar quién es realmente la muchacha de piel oscura que ha hablado con la sibila y qué se dijeron.

—Tampoco yo lo sé, por lo que también el emperador deberá tener paciencia.

—Al menos me dirás cuándo piensas partir.

—Pasado mañana, si todo va bien.

—¿Puedo ir también yo? Cuando menos hasta Elefantina. Nunca he navegado por el Nilo.

—Claro que puedes venir con nosotros. Además, teniéndote a ti a bordo el cocinero se esforzará.

Los dos fueron a sentarse al lado del astillero donde se ensamblaban las partes de las naves fluviales para luego vararlas en el Nilo. Prácticamente se había completado la labor e incluso estaban dispuestos los deslizaderos para realizar la botadura.

—Los operarios trabajarán hasta entrada la noche para asegurar la partida pasado mañana. Buena parte de las naves están ya en el agua fondeadas. Solo faltan las tres últimas, en las que se cargarán los carros de transporte.

La cena de Fabro, Flavo y Voreno fue sabrosa aunque frugal, pero la ausencia de Varea se dejó sentir, tanto más cuanto que Flavo parecía haber ido a Alejandría sobre todo por ella.

—Últimamente está con frecuencia de un humor apagado —dijo Voreno—. Pero entre aquí y Elefantina encontrarás sin duda la manera y el momento de hablar con ella.

El día fijado la flotilla desplegó velas ganando en breve el centro de la corriente a fuerza de remos y buen gobierno del timón. En la partida estaban presentes las autoridades, entre ellas el gobernador de Egipto, y cuando la flotilla hubo alcanzado el centro de la corriente vieron descollar las pirámides en la llanura de la necrópolis real.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.