American Gods (Edición X Aniversario) by Neil Gaiman

American Gods (Edición X Aniversario) by Neil Gaiman

autor:Neil Gaiman [Gaiman, Neil]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Fantástico
editor: ePubLibre
publicado: 2010-12-31T16:00:00+00:00


Desembarco en los Estados Unidos

1778

«Había una joven y su tío la vendió», escribió el señor Ibis con su esmerada caligrafía.

Ésa es la historia; el resto son meros detalles.

Hay historias que son verídicas, en las que el relato de cada individuo es único y trágico, y lo peor de la tragedia es que ya la conocemos, y no podemos permitirnos el lujo de sentirla en profundidad. Fabricamos una concha en torno a ella igual que hacen las ostras con un molesto grano de arena, que cubren con capas de nácar para poder asimilarlo. Y de este modo andamos por la vida, un día sí y otro también, inmunes al dolor y a la pérdida ajenos. Si llegara a tocarnos nos convertiría en tullidos o en santos; pero la mayor parte de las veces no llega a tocarnos. No podemos permitirnos ese lujo.

Esta noche, durante la cena, reflexionen un momento si pueden: hay niños que se mueren de hambre, tantos que la cifra resulta casi inconcebible, una cifra tan alta que podemos perdonar un error de un millón arriba o abajo. Puede que les resulte incómodo reflexionar sobre ello mientras comen, o puede que no, pero, en cualquier caso, seguirán comiendo.

Hay ciertos relatos a los que no podemos abrir nuestro corazón, porque si lo hiciéramos nos provocarían un hondísimo dolor. Tomemos el ejemplo de un buen hombre, bueno conforme a sus principios y a los ojos de sus amigos: es fiel y sincero con su mujer, adora a sus hijos y los colma de atenciones, se preocupa por su país, es muy puntilloso con su trabajo, y lo hace lo mejor que puede. Por eso, con eficacia y de buena fe, se dedica a exterminar judíos: aprecia la música que suena por el campo para amansarlos, y les aconseja que no olviden sus números de identidad mientras son conducidos a las duchas; mucha gente, les dice, olvida su número y después se lleva la ropa cambiada al salir. Esto calma a los judíos: habrá vida después de la ducha, se convencen. Y se equivocan. Nuestro hombre supervisa al detalle el traslado de los cadáveres a los hornos y, si de algo se siente culpable, es de permitir que el exterminio de esos indeseables le afecte. Si fuera un hombre realmente bueno, se dice, se sentiría feliz de haber librado a la tierra de una plaga.

Dejémoslo; duele demasiado. Nos resulta demasiado cercano y duele mucho.

«Había una joven y su tío la vendió». Dicho de esta forma, parece muy simple.

«Ningún hombre es una isla», proclamaba Donne, y se equivocaba. Si no fuésemos islas estaríamos perdidos, ahogados en las tragedias ajenas. Estamos aislados (y no olvidemos que la palabra aislado significa literalmente «hecho una isla») de las tragedias ajenas, por nuestra naturaleza insular y por el esquema repetitivo de las historias. Conocemos el esquema, y este no cambia. Hubo un ser humano que nació, vivió y, de una forma u otra, murió. Ya está. Los detalles se pueden rellenar de acuerdo con la propia experiencia. Es tan poco original como cualquier otra historia, y tan única como cualquier otra vida.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.