Ambición sin límites by Barbara Delinsky

Ambición sin límites by Barbara Delinsky

autor:Barbara Delinsky
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántico
publicado: 1990-08-09T22:00:00+00:00


Capítulo 14

AQUELLA noche, Pam no consiguió conciliar el sueño. Aunque había cerrado la puerta con llave, temía que John se las ingeniara para abrir. Además del temor, el recuerdo de lo que le había hecho no le permitía descansar. Si lograba dormirse un instante, se despertaba sobresaltada de inmediato, con la sensación de las manos de John sobre su cuerpo. Sentía náuseas, indignación, deseos de llorar. A la mañana siguiente, cuando subió al avión que la llevaría a Boston, estaba agotada. Una vez en casa, Marcy la notó pálida, callada, reacia a hablar del viaje.

Después de verla sufrir en silencio durante una comida que apenas probó, Marcy se atrevió a hablar:

—¿Qué ha ocurrido allí?

—¿En dónde? —preguntó Pam mirándola a los ojos.

—En Palm Beach.

Pam se encogió de hombros y desvió la mirada.

—Ha sido decepcionante. Eso es todo.

—Hubo algo más —dijo Marcy en voz baja pero firme—. Te ha tocado —añadió después de una pausa.

Pam no se tomó el tiempo necesario para preguntarse cómo lo había adivinado y sacudió la cabeza.

—No me ha hecho nada.

—Pero lo intentó. —Permaneció callada durante un largo minuto y luego habló con la voz cargada de remordimientos—: Debería haberlo imaginado. Tendría que haberte prevenido.

—No me hizo nada.

—Porque no se lo permitiste.

Pam se encerró en sí misma. A pesar de su acostumbrada parsimonia, Marcy habló con inusitada rapidez:

—Cuéntamelo, Pammy. No debes guardarte una cosa así.

—Es horrible.

—Dios sabe que he visto cosas horribles antes. Jarvis me lo enseñó todo al respecto.

Pam la miró con asombro.

—Te golpeaba, pero no te...

—Lo intentó más de una vez. Ésa es otra razón por la cual tu padre quiso que me fuera.

—Ay, Marcy —dijo Pam, asqueada—. No lo sabía.

—No tenías por qué saberlo, pero ahora que lo sabes, comprenderás que entiendo cómo te sientes. —Le cogió una mano—. Cuéntamelo.

Pam necesitaba confiar en alguien y se lo contó todo a Marcy. Cuando terminó, preguntó con voz suplicante:

—¿Crees que me lo busqué? Me porté lo mejor posible porque me gustaba pensar que podíamos convertirnos en una familia de verdad. Él estaba contento y yo también. ¿Fui demasiado lejos? ¿Lo empujé a hacerlo?

—No.

—No pretendía hacer algo así.

—Tú no lo buscaste.

—Es mi hermano y jamás haría algo así con él. No lo he hecho con nadie. —Sin embargo, le habría gustado hacerlo con Cutter. Cada vez que estaba con él, su deseo crecía. Ahora ni siquiera podría contarle lo ocurrido con John. Se pondría furioso—. ¿Qué voy a hacer, Marcy? No puedo dormir, no puedo comer. Me siento enferma.

Marcy le acarició la mano.

—¿Cuándo vuelve?—preguntó.

—No lo sé. Esta mañana ni siquiera nos dirigimos la palabra. Me entregó el billete y me miró como si fuera una basura.

—Intenta culparte por lo que ha hecho, pero tú no tienes la culpa, Pam. La culpa es sólo suya. Ese hombre está mal de la cabeza.

Pero Pam no podía olvidar lo que le había dicho.

—Dijo que era igual que mi madre; que ella también lo buscaba. ¿Alguna vez la viste hacerlo?

—Yo nunca vi nada —se apresuró a responder Marcy.

—Cuando lo amenacé con contar lo que me había hecho, dijo que nadie me creería.



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