Alta sociedad by Louise Bay

Alta sociedad by Louise Bay

autor:Louise Bay [Bay, Louise]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 2021-07-27T00:00:00+00:00


17

Nathan

Audrey me había enviado un mensaje esa mañana para recordarme que ella y Mark iban a pasar por casa de mis padres. Pero había estado tan concentrado en Madison —⁠tan intrigado por lo que podía pensar de Norfolk y de mis cuatro hermanos⁠—, que no lo había visto. Madison era demasiado lista para no haberse dado cuenta de lo incómodo que me sentía con Mark, pero esperaba que el clan Cove la distrajera lo suficiente. Mi deseo era que se olvidara de aquel encuentro.

—Me estáis volviendo loca —⁠dijo mi madre⁠—. Sacad las cajas de aquí. —⁠Señaló los paquetes que Audrey y Mark habían traído.

—¿Dónde quieres que los pongamos? —⁠preguntó Zach.

—En el estudio. Y mientras estáis allí, si queréis algo, cogedlo. Lo he empaquetado todo y lo voy a enviar a Oxfam.

—No lo dices en serio —soltó Jacob⁠—. Son todas las cosas de cuando éramos niños.

—La última vez que os miré, ya erais adultos y nosotros no somos un trastero —⁠dijo Carole⁠—. Coged lo que queráis o no volveréis a verlo. Voy a convertir el estudio en una sala de costura. Así que quiero dejarlo vacío.

Miré a Madison, que no dejaba de sonreír. Me había preocupado que se sintiera horrorizada por el gruñón de mi padre y por mis hermanos, que parecían retroceder en edad en cuanto cruzaban la frontera del condado de Norfolk. A pesar de no haber crecido allí, me parecía un hogar familiar, un refugio donde podíamos liberarnos de nuestras exigentes vidas cotidianas. En lugar de directores ejecutivos o médicos, solo éramos los hijos de unos padres cariñosos. Allí todo el mundo era diferente, pero no me había dado cuenta hasta que nos había visto a través de los ojos de Madison.

—Puedo ayudar —se ofreció Madison, cogiendo uno de los jarrones.

—No hace falta —dijo Jacob. Se acercó a Madison como si fuera a cogerle la caja. Antes de que pudiera alcanzarla, me abalancé y se la quité de las manos.

—Vamos. Te enseñaré el estudio —⁠sugerí.

—¡Y llevaos a tus hermanos! —⁠nos gritó mi madre.

Jacob y Zach los siguieron, con las otras cajas, mientras Dax y Beau cerraban la marcha.

Nos dirigimos al estudio, que era una edificación pequeña al fondo del jardín.

—Estoy seguro de que tengo una espada láser en alguna parte —⁠dijo Zach, abriendo la puerta⁠—. Será mejor que no se le ocurra enviarlo a Oxfam.

—Zach siempre ha sido un friki de Star Wars —⁠le susurré a Madison, para que no pensara que «espada láser» era un eufemismo.

—¿Voy a ver tus pósteres de Heidi Klum? —⁠preguntó Madison. Quise decirle que nunca me habían gustado las rubias, pero sabía que no debía coquetear.

—Dios sabe lo que encontrarás. Este lugar empezó siendo un estudio para mi madre antes de que se jubilara unos doce meses después que mi padre, y desde entonces se ha quedado sin utilidad. Es un verdadero trastero.

—¿De quién es esta bolsa? —⁠preguntó Dax, levantando del sofá cama una maleta mía de fin de semana.

—Mía. Déjala y céntrate en tus cosas —⁠advertí, y dejé el jarrón en un rincón, lejos del resto de las cajas⁠—.



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