Alas de fuego by Laura Gallego

Alas de fuego by Laura Gallego

autor:Laura Gallego
La lengua: es
Format: mobi, epub
publicado: 2009-09-19T22:00:00+00:00


IX

En los días siguientes corrió por la Ciénaga un inquietante rumor. Varios hombres y mujeres habían aparecido muertos, y nadie sabía quién era el responsable, porque nadie que lo hubiera visto había sobrevivido para contarlo. Al principio se barajó la posibilidad de que un nuevo engendro, especialmente violento, hubiese llegado a Gorlian y estuviese sembrando el terror entre sus habitantes. Pero los que habían visto los cuerpos de cerca habían llegado a la conclusión de que las heridas parecían estocadas, y los cortes eran demasiado limpios para haber sido producidos por garras o colmillos. Y los más avispados se percataron enseguida de que el asesino era un ser inteligente, pues el camino que llevaba, dejando una estela de muertos a su paso, lo conducía, directamente y sin lugar a dudas, a la corte del Rey de la Ciénaga.

El tirano se encontraba entre los pocos perspicaces que se dieron cuenta de esta circunstancia. Su intuición le decía, además, que, fuera lo que fuese aquello que se acercaba, había venido a buscarlo a él y, probablemente, al matar a aquellas personas no hacía sino eliminar obstáculos que se interponían en su camino. En cuanto a la identidad del asesino, el Rey de la Ciénaga no podía sino especular. Tenía muchos enemigos, pero ninguno, que él supiera, tan letal.

En los días sucesivos envió a sus mejores hombres a detener a la muerte que se acercaba, pero ninguno de ellos regresó. Entretanto, protegió su corte con un buen destacamento de guardia, al mando del cual puso a Gia. La mujer tenía sus propias sospechas al respecto, pero no dijo nada a nadie, porque la idea le parecía demasiado descabellada.

Finalmente, una tarde lluviosa, la muerte se presentó en la corte del Rey de la Ciénaga. Los guerreros de Gia cerraron filas en torno a la montaña donde estaba situada la morada de su líder, blandiendo las nuevas armas que éste les había proporcionado, y que, pese a ello, no estaban al alcance de todos. Dagas, espadas, hachas y sables relucieron a la luz de las antorchas, preparadas para recibir a la figura alta que avanzaba a través del lodazal con la misma seguridad que si pisase una calzada empedrada.

El recién llegado no se inmutó. Sacó su propia espada, y las sospechas de Gia se confirmaron.

Atacaron todos a la vez, pero lo cierto era que pocos de ellos sabían realmente manejar una espada. Su contrincante, en cambio, era un experto, y se movía con mucha más seguridad y convicción que ellos. Algunos arrojaron sus armas y huyeron. Otros cayeron heridos o muertos: Al final, no quedó nadie en pie.

Excepto Gia.

Cuando el recién llegado se disponía a subir por el empinado camino que conducía a la entrada, la mujer le cerró el paso.

—Volvemos a vernos, Ahriel —dijo con voz neutra.

El intruso alzó la cabeza. Gia entrevió su rostro a la débil luz que emergía de la entrada de la caverna, y a duras penas pudo disimular su sorpresa.

Era Ahriel, pero estaba muy cambiada. El cabello, sucio y



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.