Agatha Raisin y la turista impertinente by M.C. Beaton

Agatha Raisin y la turista impertinente by M.C. Beaton

autor:M.C. Beaton [M.C. Beaton]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788419346162
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2023-05-22T00:00:00+00:00


Agatha estaba tumbada en la bañera y miraba hacia la ventana de lamas que tenía delante, por la que entraba el bramido del Mediterráneo. Al pensar en los sucesos del día, le parecieron absurdos y borrosos, poco reales, como si fueran escenas de una película.

Se vio sumida en una oleada de nostalgia. En Carsely habría contado con el grupo de amigos que la apoyaba: la señora Bloxby, Bill Wong y la Asociación de Damas de Carsely. Los árboles habrían comenzado a teñirse de rojo y dorado, y las carreteras estarían llenas de faisanes, como si la temporada de caza todavía no hubiera empezado. Echaba de menos a sus gatos. Esperaba que Doris Simpson los estuviera cuidando como era debido.

Y, sobre todo, quería alejarse de James. Un terapeuta le preguntaría: «¿Por qué dejas que alguien viva en tu cabeza sin pagar el alquiler?» Bien, la respuesta más sencilla a esa pregunta era que el inquilino todavía le gustaba. Pensó brevemente en Charles, pero hizo una mueca y se lo quitó de la cabeza.

Salió de las profundidades de la bañera y se secó. En el dormitorio encendió la radio y sintonizó una emisora local en lengua inglesa de música. Pero la despiadadamente brillante DJ, una mujer con el acento nasal de Essex, pinchaba sobre todo rap y cantaba encima desafinando. Cuando Agatha estiró la mano para apagarla, la música se desvaneció y se anunció una entrevista con cierto miembro del Fondo Nacional para la conservación histórica del norte de Chipre. Agatha decidió escucharla mientras escogía algo elegante para la noche que se avecinaba. Eligió un vestido corto negro. Lo sostuvo ante sí: el negro podía hacer envejecer. En la radio, una voz inglesa bien modulada hablaba sobre serpientes, explicando que las venenosas habitaban en las montañas y las inofensivas en la costa. «Pero el otro día encontré una de esas serpientes inofensivas en el fregadero de mi cocina en Kyrenia. Decidí dejarla en paz y al cabo de un rato emergió con una rata en su boca, todo lo cual viene a demostrar lo útiles que son las criaturas como las serpientes», prosiguió la voz.

Señora, ni muerta me tomaría una taza de té en su cocina, pensó Agatha con un escalofrío.

Se probó el atuendo nocturno. Era un sencillo vestido de tubo que dejaba a la vista buena parte de sus piernas. ¿No iría bien añadir algunos accesorios de oro para iluminarlo? Agatha se sentó y se maquilló con cuidado delante de su «espejo del miedo», una de esas lupas que muestran hasta el último poro. Entonces cruzó el lavabo y entró en la habitación de James, donde había un espejo grande. Su maquillaje parecía una espesa máscara beis y ese vestido era claramente un error. Entró en el lavabo y, frotando, se quitó el maquillaje. Tenía que volver a empezar.

Sólo se decidió cuando James gritó desde abajo: «¡Agatha, ¿estás preparada?!» Se puso una blusa blanca de satén, una falda plisada negra, tacones altos y un maquillaje moderado. Como colofón, se colgó varios collares dorados.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.