Actos humanos by Kang Han

Actos humanos by Kang Han

autor:Kang Han [Han, Kang]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2014-11-15T00:00:00+00:00


* * *

Yo recibí nueve años de condena y Jinsu, siete.

Sin embargo, la sentencia no tuvo ningún significado, puesto que para Navidad del año siguiente las autoridades militares nos liberaron a todos a través de una amnistía general, incluidos los condenados a muerte y cadena perpetua. Fue como una confesión de que todas las imputaciones que nos hicieron eran infundadas.

A Jinsu lo volví a ver casi dos años después, a finales de año. Fue una madrugada en que estaba volviendo a casa después de beber toda la noche con los excompañeros de la secundaria. Pasaba por un restaurante destartalado, en donde vendían sopas para la resaca, cuando me detuve al ver a través del vidrio a un hombre joven que bebía solo. Me pareció familiar su manera de contemplar la sopa, sosteniendo con fuerza la cuchara en la mano como si fuera un niño concentrado en hacer los deberes. Reconocí esos ojos vacuos debajo de las pestañas largas y espesas, que escudriñaban el fondo de la oscura sopa de cuajarones, como si dentro hubiese un acertijo imposible de descifrar por mucho que se esforzase.

Cuando entré en el restaurante y me senté delante de Jinsu, él alzó la vista y me miró con ojos fríos e insensibles. Todavía no se me había pasado del todo la borrachera y me limité a sonreír en silencio. Esperé con la paciencia que me proporcionaba provisionalmente la ebriedad hasta que apareció en su cara una sonrisa vaga y somnolienta, como si se acabara de despertar.

Mientras nos preguntábamos atropelladamente cómo habíamos estado, nuestras miradas se extendieron como tentáculos invisibles hacia el otro y constataron las sombras detrás de los rostros y las huellas del sufrimiento que la charla y las risas forzadas no podían tapar. Ninguno de los dos había podido retomar los estudios y vivíamos a duras penas dependiendo de nuestras familias. Él ayudaba a su cuñado en una tienda de reparaciones de radio y televisión que tenía, y yo había estado echándole una mano a mis tíos en el restaurante que acababan de cerrar. Cuando le conté que iba a esperar hasta Año Nuevo para entrar a trabajar en una empresa de taxis y que juntaría dinero para comprarme mi propio coche, él me respondió con apatía:

—Mi cuñado también me aconsejó que me sacara la licencia para manejar equipo pesado, puesto que a una empresa corriente no iba a poder a entrar. ¿Pero cómo conseguiste sacarte el permiso de conducir? Cuando me siento a estudiar los cuestionarios, me duele la cabeza. Tengo dolores tan fuertes que no puedo retener nada. A veces hasta me cuesta hacer cuentas en la tienda de reparaciones. En cuanto se complican un poco las restas o las sumas, ya me duele la cabeza.

Cuando le manifesté que también sufría de dolores de muelas sin razón alguna, me preguntó con indiferencia:

—¿Duermes bien? Yo me he tomado dos botellas de soju[31] porque no podía dormir, por eso he venido aquí para aliviarme la resaca. Es que a mi hermana no le gusta verme beber en casa.



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