¡Arriba las manos! by Tamara Marín

¡Arriba las manos! by Tamara Marín

autor:Tamara Marín [Marín, Tamara]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2024-01-17T00:00:00+00:00


26

Ahogar a las mariposas

Nacho

Me senté en la cama y Nacho se acomodó a mi lado. Continuaba estando intranquilo, así que decidí contárselo todo desde el principio para que entendiera mejor la situación.

—Aarón y yo nos conocimos hace tiempo en la comisaría, y entre nosotros surgió algo así como una fuerte atracción sexual que decidimos resolver.

—Vale, vale, no hace falta entrar en detalles, ya sé que os acostabais juntos de vez en cuando. —Nacho parecía tener prisa por terminar la conversación. Igual nos habíamos retrasado demasiado y quería salir ya.

—Si lo prefieres, puedo explicártelo en el coche —sugerí.

—No, da igual, acaba.

—Sí, nos acostábamos de vez en cuando, siempre que salíamos por ahí terminábamos yéndonos juntos.

—Menos el día que te fuiste conmigo. —Nacho hablaba con la mandíbula ligeramente apretada.

—Sí, ese día Aarón estaba ocupado con una chica y yo…

—Vaya, es de lo más gratificante ser el segundo plato.

No pude responderle a eso porque en cierta manera tenía razón, así que preferí ignorar su comentario y continuar con la explicación.

—Le dejé las cosas muy claras desde el principio. Lo nuestro no era nada más que sexo. —Nacho resopló, haciéndome perder por un momento el hilo de lo que estaba diciéndole—. Bueno, la cuestión es que hace unas semanas noté que Aarón empezaba a querer algo más y yo no estaba dispuesta a dárselo, por lo que preferí cortar todo tipo de intimidad con él. Hoy ha venido para volver a intentarlo y no se me ha ocurrido otra forma de salir de esta situación que mintiendo…

—Me estás dando miedo —me interrumpió.

—Lo siento, Nacho. En realidad ha sido un malentendido y no era esa exactamente mi intención, pero…

—Lola, por favor, ¿puedes ir al grano?

—Aarón ha malinterpretado mis palabras y ha creído que tú y yo estábamos juntos, y yo no me he molestado en contradecirlo. —Al acabar de hablar, Nacho pareció suspirar aliviado.

—Eso no me importa, lo que quiero saber es qué te ha hecho para que le dieras semejante guantazo.

—¿No te importa que haya dado por sentado que salimos juntos? —Estaba perpleja.

—No, en absoluto. ¿Qué más te ha dicho?

—Me ha pedido que me quede aquí con él.

—Desde luego eso no ha sido muy inteligente por su parte. —Nacho se inquietaba más cada vez que hablaba—. Pero se ha ido de esa forma porque le has dicho que no, ¿me equivoco?

—No, no te equivocas; mi padre ha ordenado que me quede contigo. —Esa fue la excusa que le di, no me apetecía reconocer que prefería quedarme con él a irme con Aarón.

—Una decisión muy acertada por tu parte.

—Nacho, tengo que advertirte que, aunque le he pedido que no lo haga, estoy casi segura de que la noticia correrá como la pólvora por la comisaría. Los compañeros empezarán a hablar…, como si no fuera ya suficientemente malo el concepto que tienen de mí… —Me llevé las manos a la cara.

—Ese es tu gran problema, que crees que tienes que demostrar lo que vales al resto de los compañeros, sin darte cuenta de que estás donde



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