Vivir para sentirse vivo by Albert Bosch

Vivir para sentirse vivo by Albert Bosch

autor:Albert Bosch
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Aventuras, Memorias, Divulgación
publicado: 2015-02-12T23:00:00+00:00


7

El objetivo imposible

Me jugaría una cena a que en alguna ocasión todo el mundo se ha enfrentado a algún objetivo ambicioso y lo ha visualizado como algo imposible de alcanzar. Ese momento se convierte en el punto clave de cualquier proyecto pues, dependiendo de hacia dónde se incline nuestra percepción de las posibilidades reales de tener éxito, perseveraremos al máximo o desistiremos sin remedio. Según como enfoquemos nuestra actitud ante unas circunstancias difíciles, dedicaremos todas nuestras energías al esfuerzo para llegar a la meta o desembocaremos en la tan conocida etapa de buscar excusas que nos autojustifiquen ante nuestra renuncia.

El día en que despegó la avioneta que vino a recoger a mi compañero habían transcurrido ya diecinueve jornadas de expedición y solo habíamos conseguido avanzar treinta y un kilómetros. Hasta mi meta me quedaban todavía más de mil ciento veinte y me resultaba muy complicado poder estimar cuántas jornadas de marcha podía suponerme aquella distancia.

Como he dicho ya, a la euforia inicial cuando me quedé solo, y al saber que estaba afrontando una fase clave del reto tras haber rozado de muy cerca la más estrepitosa derrota, le siguieron unas etapas realmente complicadas en las que las lesiones, la lentitud de la marcha, las dificultades del terreno y la desesperación fueron una constante que difícilmente podía evitarse.

Estaba enfrentándome a una de las experiencias más extremas que pueden vivirse hoy en nuestro planeta, siguiendo un guión totalmente distinto al que habíamos estado planificando durante muchos meses. En todas las opciones analizadas a priori, nunca habíamos calculado la posibilidad de que uno de nosotros se quedara solo. Estábamos convencidos de que lo conseguiríamos juntos o abandonaríamos juntos, pues el motivo de renuncia sería lo bastante grave para que ambos tuviéramos que ser evacuados y en ningún caso uno de los dos miembros estaría dispuesto a quedarse aislado si el compañero tenía que desistir.

Yo no era la primera persona que afrontaba en solitario, total o parcialmente, la travesía de la Antártida, pero en aquel momento no me constaba, ni he podido tener conocimiento a posteriori, si alguien había proseguido a solas tras haber iniciado una expedición de tal magnitud con otros compañeros. Siempre me había atraído la idea de hacer una travesía a solas pero, por responsabilidad familiar y por conocimiento de los propios límites, nunca llegué a planteármelo. Sinceramente, sentía excesivo respeto por una empresa de estas características, por mi propio compromiso con el equilibrio entre riesgo y resposabilidades o seguridades personales. Y allí me encontraba yo, haciendo exactamente lo que, aun habiéndolo deseado en alguna ocasión, había descartado expresamente por considerarlo demasiado osado. No podía evitar pensar que había algo mucho más difícil aún que cruzar la Antártida en solitario: el hecho de cruzar la Antártida en solitario sin haberlo previsto de antemano, sin haberme preparado ni mentalizado para semejante reto. Llegado a este punto, enseguida advertí que me encontraba en una de esas situaciones en las que ves del todo imposible conseguir el objetivo planteado, y me enfrenté a algunas



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.