Viaje a caballo por las provincias argentinas by William Mac Cann

Viaje a caballo por las provincias argentinas by William Mac Cann

autor:William Mac Cann [Mac Cann, William]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 1853-01-01T05:00:00+00:00


Capítulo VII

Resultados de mis observaciones. - El gaucho, peón o paisano: su carácter y costumbres. - Dos categorías de estancieros. - Estado de transición en las costumbres nacionales. - Ausencia de clase media. - Perjuicios que resultan de la falta de trabajadores. - Un país fértil de población escasa. - Superabundancia de animales inútiles. - Molestias en los viajes. - Limpieza imposible. - Falta de aseo en la población. - Necesidad de una buena dentadura. - El inconveniente de los matambres. - El combustible, artículo de lujo. - Sistema de gobierno. - Las vizcachas y sus costumbres. -Búhos y avestruces. - Hábitos del avestruz. - Araña y sapos venenosos. - El bicho colorado.

Es llegado el caso de recapitular sobre mis observaciones en lo relativo al pueblo y a sus costumbres, al campo y sus producciones naturales, a la sociedad y sus leyes. Habré de referirme, ante todo, a los habitantes de la provincia de Buenos Aires.

La palabra «gaucho» es ofensiva para la masa del pueblo, por cuanto designa un individuo sin domicilio fijo y que lleva una vida nómada; por eso, al referirme a las clases pobres, evitaré el empleo de dicho término. Los hábitos y sentimientos del peón o trabajador criollo, se deben al estado mismo de la campaña. Yo me limito a considerarlo desde el solo punto de vista de su aptitud para el trabajo y el bienestar doméstico, que estimo como bases fundamentales a la riqueza y la moral del país. Me abstengo de indagar las causas de su situación actual, pues basta a mi propósito el establecer los hechos tal cual son.

El paisano vive en una choza o rancho, construido —según lo tengo dicho— con barro, estacas y paja. El rancho se compone, por lo general, de dos departamentos, uno de ellos destinado a cocina cuyos utensilios he descripto; el otro se usa como dormitorio, y contiene dos o tres sillas y un catre o lecho; los paisanos más pobres se sirven de una especie de plataforma dispuesta con estacas, tablas y trenzas de cuero, o bien de una piel de vaca, estirada sobre cuatro postes clavados en el suelo. Colocan encima cueros de oveja y lo cubren todo con una manta; suelen verse, a veces, algunas sobrecamas limpias. Los trabajos de estos hombres se limitan a todo lo que hace relación con los caballos y el ganado en general: todas las faenas las desempeñan sobre el caballo y nunca trabajan a pie. Por eso no se les ocurrirá tomar un arado, ni sembrar, ni cavar zanjas, ni cultivar una huerta, ni reparar la casa. Jamás se ocupan en las tareas propias de la granja: sienten asimismo aversión por las ocupaciones marítimas y las labores mecánicas; la caza y la pesca tampoco les interesan. El paisano rehuye todo trabajo cuyo éxito dependa del transcurso del tiempo; no sabe valorar éste y no lo cuenta por horas ni por minutos sino por días; es hombre moroso y su vida transcurre en un eterno mañana; tiene hábitos migratorios



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