Una espía en casa by Y. S. Lee

Una espía en casa by Y. S. Lee

autor:Y. S. Lee [Lee, Y. S.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Intriga, Novela
editor: ePubLibre
publicado: 2009-01-15T00:00:00+00:00


Capítulo 14

Se dirigieron hacia el norte en lugar de cruzar el río directamente hasta la Isle of Dogs. Se detuvo en una sórdida callejuela de Holborn donde salió el carruaje, mantuvo una conversación entre susurros con una anciana tuerta y volvió a subir cargado con ropa desaliñada.

—Buff. ¿Qué demonios es eso? —dijo Mary arrugando la nariz.

—Un vestido.

—Oh, no. No pienso ponerme eso. Apesta a platos sucios de hace una semana.

—Huele a gente.

—¿Y cómo va a ayudarnos ese objeto asqueroso?

—Uno de nosotros va a distraer al Guardia y el otro va a entrar por la parte de atrás.

—Supongo que tú irás por la puerta principal y que yo seré la que se colará por la puerta de la cocina. —Suspiró—. ¿Por qué no puedo ser yo la señora y tú el apestoso criado?

—Porque no puedes pasar por señora sino vas acompañada de una doncella.

Mary le miró unos segundos, pero su lógica era indiscutible.

—Bien. Cierra los ojos —le ordenó, corriendo las cortinas del carruaje.

—No es nada que no haya visto antes, ya sabes.

—Pero no me has visto a mí antes.

James sonrió pero cerró los ojos obedientemente.

—Eres terriblemente estirada para ser una mujer que corretea en mitad de la noche llevando pantalones.

Era más difícil de lo que parecía cambiarse de vestido confinada en un carruaje. Tampoco ayudaba que tuvieras que hacerlo palpando, ni que su propio vestido tuviera tantas yardas respetables de tela en las faldas. Tras unos minutos de esfuerzo, logró liberarse de la creación de color mostaza y se los lanzó a James.

—Toma, sostén esto.

—Has tardado mucho —resopló.

—¡No he dicho que ya puedas mirar!

—¿Aún no te has vestido? —Qué pregunta más estúpida: llevaba un ligero corsé sobre un fino viso y la prenda interior. Si bajaba del carruaje probablemente causaría una revuelta.

—¡No! —Se cubrió el pecho con los brazos—. ¡Vuelve a cerrar los ojos!

Pasaron varios minutos más antes que ella dijera:

—Ya está.

Cuando abrió los ojos, se estaba atando un sombrero bastante desgastado.

—Ese color te sienta bien.

—¿Tengo aspecto bilioso? —le sonrió, a pesar de su timidez.

Se detuvieron en una esquina.

—Nos vemos en media hora.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.