Torbellino de pasión: Destino Montecarlo by Marian Arpa

Torbellino de pasión: Destino Montecarlo by Marian Arpa

autor:Marian Arpa [Arpa, Marian]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Humor, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-07-14T00:00:00+00:00


Capítulo 16

Los ojos de Sony se abrieron muy grandes al abrir la bolsa, levantó la cara y lo miró con la boca abierta.

—¿Qué es eso? —preguntó señalando unas plumas rosas.

Dany alargó la mano y cogió un palito fino adornado con unos penachos en la punta. Lo puso en la frente de Sony y fue bajando haciendo que con la caricia cerrara los ojos. Siguió por la nariz, la boca, la barbilla y el cuello hasta el escote. Vio que a ella se le dibujaba una sonrisa en los labios. Los besó.

—Por ahí hay un antifaz, imagínate esta sensación sin saber por dónde te vendrá el placer.

A ella se le pusieron los pezones duros solo de escuchar aquella voz ronca y pensando en lo que él le decía. La recorrió un estremecimiento, que Dany pudo percibir.

Sony metió la mano en la bolsa y sacó un paquetito con unos dados con posturas eróticas y un bote de lubricante, ante lo cual sus perfectas cejas se elevaron interrogativas.

—¿No has usado nunca? —Se interesó él.

—No.

—Es muy placentero.

—¿Para ti o para mí?

—Para los dos.

Al sacar los objetos, los iba dejando encima de la mesita del café. Cogió una tira pensando que sería el antifaz, sacó este y un tanga muy sugerente.

—Ya noté el otro día que tienes buen gusto para estas cosas —dijo recordando la ropa interior que le había comprado.

Dany sonrió.

—Me gusta jugar. —Lo siguiente que salió fueron unas bolas chinas, y luego un anillo vibrador un poco extraño—. Es para darnos placer a los dos al mismo tiempo.

Ella se quedó mirando los objetos que había desparramados sobre la mesa. No había nada terrorífico y podía ser hasta divertido.

Él la vio mirarlo todo con una pequeña sonrisa en los labios y supo que la curiosidad estaba ganando la batalla a las dudas. Decidió darle un pequeño empujón. Puso su mano en la nuca femenina y la besó con toda la pasión reprimida durante las horas que habían estado separados.

Ella se colgó de su cuello y profundizó el beso. Al momento se vio trasladada al regazo de él y sintió su miembro que apretaba contra su vulva. No sabía si estaba así por haberle explicado para qué servía cada cosa o al ansiar probarlas.

Cuando Dany se excitaba seducía por todos los poros de su piel. No lo conocía demasiado, pero eso lo había vivido con él. Su parte traviesa salió a flote y, separándose un segundo, cogió el antifaz y, volviendo a su boca, se lo puso. Notó que él sonreía y el beso se hizo inseguro.

—Si quieres jugar, jugaremos —dijo ella encima de la boca de él, separándose. Las manos de él, que la sujetaban por las caderas, se sintieron huérfanas al no tener contacto.

—Ven aquí —la instó Dany.

—Espera. —Sony cogió las plumas y las pasó por sus grandes manos—. Enseguida estoy contigo.

Se desnudó y se dejó el tanga. Fue al frigorífico a buscar un bote de nata que sacudió al volver a su lado. Se puso a horcajadas encima de él y le subió la camiseta hasta que se la quitó por la cabeza.



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