Talleyrand by Romain Parmentier

Talleyrand by Romain Parmentier

autor:Romain Parmentier [Parmentier, Romain]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2016-12-31T16:00:00+00:00


UN OBJETIVO: CONSOLIDAR EL PODER

No hay que esperar demasiado antes de que Talleyrand coseche los beneficios del golpe de Estado. El 22 de noviembre de 1799, el primer cónsul lo nombra ministro de Asuntos Exteriores, función que ocupa esta vez durante más de 7 años.

Durante todo el periodo del Consulado, la relación entre el ministro y el primer cónsul alcanzan su apogeo. En muchos aspectos, Talleyrand se convierte en el segundo hombre del Gobierno. No solo es un simple ministro, sino que alcanza la posición de consejero privilegiado de Bonaparte para todo tipo de asuntos, ya sean internos o externos a la República. Además, Talleyrand trabaja constantemente para consolidar el poder consular, llevando progresivamente el régimen hacia el consulado vitalicio y, más adelante, hacia el Imperio hereditario. Se trata, nada más y nada menos, de volver a dar estabilidad a Francia instaurando un régimen parecido a la monarquía, pero teniendo en cuenta los derechos adquiridos con la Revolución.

Para alcanzar este resultado, Talleyrand primero se esfuerza por restablecer relaciones pacíficas e, incluso, crea alianzas entre Francia y los distintos países de Europa y también Estados Unidos. Así, durante 1800, 1801 y 1802, nacen numerosos tratados cuyas negociaciones lidera el ministro, si no totalmente, al menos en parte. De esta manera, Francia pacifica su relación con Estados Unidos el 30 de septiembre de 1800. Tras la victoria de Marengo en junio de 1800, también se firma la paz con Austria gracias al Tratado de Lunéville, el 9 de febrero de 1801. El mes siguiente, Francia se reconcilia con Dos Sicilias, en septiembre con Portugal y, en octubre, con Rusia. Para acabar, el 25 de marzo de 1802, el Tratado de Amiens pone un punto final a las rivalidades entre la República e Inglaterra. Aunque Talleyrand no firma estos distintos tratados, su trabajo asiduo durante las múltiples negociaciones permite reconciliar a Francia con el mundo, aunque esto solo será por un tiempo.

La República, que vuelve a ser respetada más allá de sus fronteras, también tiene que restaurar la paz y la estabilidad dentro de sus muros. Sin embargo, Talleyrand y el primer cónsul saben bien que esto no puede llevarse a cabo sin una reconciliación con el clero nacional y con la Iglesia de Roma. En efecto, la religión es lo único que permite establecer un marco duradero para la sociedad de la época. Pero la situación es compleja. Desde 1790, los bienes del clero han sido nacionalizados, los obispos y los sacerdotes están sometidos a juramento y son nombrados por el Estado. Para terminar con este cisma con Roma, Talleyrand, en nombre del Consulado, inicia negociaciones con la Santa Sede, que culminan con la firma del Concordato en julio de 1801. Las diócesis de Francia vuelven a organizarse de nuevo: a partir de ese momento, los obispos son nombrados por el jefe del Estado, pero son investidos por el papa. Para acabar, las necesidades financieras del clero secular son cubiertas por el Estado.

Durante estas negociaciones, Talleyrand intenta también regularizar su situación personal con el papa.



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