Solsticio de invierno by Unai Goikoetxea

Solsticio de invierno by Unai Goikoetxea

autor:Unai Goikoetxea [Goikoetxea, Unai]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2022-01-01T00:00:00+00:00


Capítulo 17

—Dime que no has tenido nada que ver con todo esto —preguntó, visiblemente enojado, el subcomisario Torres. Su dedo índice apuntaba a la fotografía de la casa calcinada de Eugenio Larrazabal que ocupaba una de las primeras páginas del periódico.

—Ya te lo he explicado en el informe, jefe. Nosotros no llegamos a entrar en la casa. Desconozco el motivo por el que Eugenio se puso nervioso al ver que queríamos hablar con él. Pero supongo que tendría que ser algo muy grave para que decidiera incendiar su casa con él dentro. Fue terrible, Torres. Dantesco.

Ander se había pasado buena parte de la mañana poniendo al día al subcomisario de todas las novedades sobre el caso de los crímenes de H9. La clara conexión con el parricidio de Ercilla lo pilló por sorpresa. Le costaba creer que crímenes cometidos con más de veinte años de intervalo pudieran estar relacionados. Pero las pruebas aportadas por Ander eran irrefutables.

—¿Hemos recibido el informe de balística de la bala encontrada en el piso de los Jauregui? —preguntó Ander.

—Me han asegurado que lo tendremos para esta tarde —respondió Torres, que seguía ojeando el periódico—. Mira, Ander, otra vez han logrado el expediente de desaparición indicado en la escena del crimen del Euskalduna.

Ander cogió el periódico de Torres y observó con atención la portada. En ella aparecía la foto de Nerea Aguirre con un titular que la señalaba como la quinta desaparecida. Las conocían como «las chicas perdidas». En el artículo del periódico ofrecían muchos detalles de su vida, de su día a día previo a su desaparición.

—La fuente de El Correo tiene que ser el propio asesino. No le encuentro otra explicación. —Ander le devolvió el diario al subcomisario.

—Quienquiera que sea no hace más que añadir más presión sobre nuestros hombros. Ya sabes que los jefes se retuercen nerviosos cada vez que alguna información de este tipo se filtra. No olvidemos que todos estos expedientes que están saliendo se refieren a casos sin resolver. Por lo tanto, fracasos policiales. El hecho de que aparezcan en la portada de los periódicos expone nuestros fallos ante la opinión pública. —Torres se sentó y cogió una pila de papeles que tenía sobre la mesa—.

»Bueno, Ander, si no hay ninguna otra novedad, puedes marcharte. Tengo un buen montón de expedientes de compra a los que dar el visto bueno. Voy a comprobar hasta la última coma —dijo con el ceño fruncido.

—No me esperaba menos de ti, jefe.

Ander abandonó el despacho del subcomisario. Aún conservaba fresco en la mente el recuerdo del suicidio de Eugenio Larrazabal. Había albergado la esperanza de que el marido de Gloria pudiera revelarles el origen de los sobornos de los que era objeto su mujer; de arañarle una confesión sobre la animadversión que sentía su mujer hacia Lucas Jauregui; de obtener una explicación lógica a la cuestión de su supervivencia a un cáncer que había sido diagnosticado como terminal veinte años atrás. Pero todas sus esperanzas se volatilizaron entre el humo de la gran pira funeraria en la que se convirtió el chalé de Eugenio Larrazabal.



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