Sin destino by Imre Kertész

Sin destino by Imre Kertész

autor:Imre Kertész [Kertész, Imre]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Drama
editor: ePubLibre
publicado: 1975-01-01T05:00:00+00:00


6

Sólo en Zeitz comprendí que la vida de un preso también tiene días laborables, mejor dicho, que la vida de un preso sólo tiene días laborables, todos iguales. Era como si ya hubiera estado en una situación similar, en el tren, camino a Auschwitz. Allí también todo dependía del tiempo y de la habilidad de cada uno. Pero en Zeitz era peor; para seguir con el mismo ejemplo, tenía la sensación de que el tren se había detenido indefinidamente, pero, por otra parte, delante, a mi alrededor e incluso dentro de mí era como si corriera a toda velocidad: apenas podía asimilar los repentinos cambios que se producían alrededor y en mi interior. Puedo, sin embargo, afirmar una cosa con total seguridad: he recorrido todo el camino aprovechando honradamente todas y cada una de las posibilidades que se me iban presentando.

En primer lugar, todo lo nuevo hay que empezarlo con buena voluntad, incluso en un campo de concentración; ésa fue mi experiencia —de momento, bastaba con convertirme en un buen preso, lo demás vendría después—, ésa era mi convicción, en eso se basaba mi comportamiento, al igual que el de todos los demás. Enseguida comprendí que las opiniones favorables que había oído en Auschwitz sobre la situación del Arbeitslager en cierto modo podían considerarse algo exageradas. Sin embargo, todavía no había percibido hasta qué punto podían ser exageradas esas opiniones y sus consecuencias —no podía, claro que no—, y lo mismo les ocurría, sin excepción, a los aproximadamente dos mil presos de nuestro campo, naturalmente sin contar los suicidas. Sin embargo, se producían muy pocos suicidios, no era la regla, eso lo reconocía todo el mundo. Yo me enteré de unos cuantos casos, oía los comentarios y las opiniones: algunos lo desaprobaban por completo, otros lo comprendían, los conocidos lo lamentaban, pero todos parecían estar hablando de un hecho excepcional, lejano, extraño y difícil de explicar, de un acto frívolo o quizás incluso respetable pero de todas formas de algo que era consecuencia de una conducta precipitada.

Lo principal era no abandonarse; algo siempre pasará porque nunca ha pasado que algo no pasara, eso me enseñó Bandi Citrom, afirmación llena de sabiduría que él había aprendido en el campo de trabajo. La primera cosa, la más importante era, en todas las circunstancias, el lavarse (las pilas en filas paralelas, los tubos de hierro con sus agujeros a la intemperie en la parte del campo que daba hacia la carretera). También era sumamente importante administrar la ración de comida, la hubiera o no. Por difícil que resultara esa dura disciplina había que guardar algo para el desayuno de la mañana siguiente. Es más, otro trozo debería quedar para la hora de la comida, procurando evitar que nuestros pensamientos y, sobre todo, nuestras manos se encaminaran a los bolsillos. Así, y sólo así, se evitaba el penoso pensamiento de no tener nada que llevar a la boca. Me enteré de que aquel trapo que yo creí siempre que era un pañuelo, servía para



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