Sigo siendo yo by Jojo Moyes

Sigo siendo yo by Jojo Moyes

autor:Jojo Moyes [Moyes, Jojo]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2018-01-25T05:00:00+00:00


* * *

Aunque vivía en una de las metrópolis más ajetreadas del planeta, había empezado a darme cuenta de que el mundo tal y como yo lo conocía era en realidad muy pequeño, y de que estaba embalado en plástico alrededor de las exigencias de los Gopnik desde las seis de la mañana a menudo hasta bien entrada la noche. Mi vida se había entretejido completamente con la suya. Al igual que con Will, me había sintonizado con los estados de ánimo de Agnes y era capaz de detectar por medio de las señales más sutiles si estaba deprimida, enfadada o si simplemente necesitaba comida. Ya sabía cuándo le tocaba el período y lo señalaba en mi agenda personal para poder estar preparada para cinco días de intensas emociones o de conciertos de piano ultraenfáticos. Sabía cómo volverme invisible en los momentos de conflicto familiar o cuándo ser omnipresente. Me convertí en una sombra, en ocasiones hasta tal punto que me sentía casi evanescente: útil solo en relación con otra persona.

Mi vida antes de los Gopnik se había desvanecido y se había convertido en algo borroso y fantasmagórico que vivía a través de infrecuentes llamadas telefónicas (cuando los horarios de los Gopnik lo permitían) o de correos electrónicos esporádicos. Estuve dos semanas sin llamar a mi hermana y lloré cuando mi madre me envió una carta escrita a mano con fotos de ella y de Thom en una sesión matinal de teatro «por si habías olvidado qué aspecto tenemos».

A veces era demasiado. Así que para compensar, aunque estuviera agotada, iba hasta la biblioteca todos los fines de semana con Ashok y Meena. Una vez hasta fui sola, porque sus hijos estaban enfermos. Aprendí a vestirme mejor para el frío y me hice mi propio cartel (¡EL CONOCIMIENTO ES PODER!) como guiño privado a Will. Volvía en tren y luego iba hacia East Village para tomarme un café en el Emporio de la Ropa Vintage y ver qué artículos nuevos habían recibido Lydia y su hermana.

El señor Gopnik nunca volvió a mencionar la biblioteca. Me di cuenta con cierta desilusión de que allí la caridad podía significar algo totalmente distinto; que no era suficiente dar, sino que tenían que verte dando. Los hospitales exhibían los nombres de sus benefactores en letras de dos metros de alto sobre la puerta. Los bailes llevaban los nombres de aquellos que los financiaban. Hasta los autobuses llevaban listas de nombres en los laterales de las ventanas traseras. El señor Leonard Gopnik y señora eran reconocidos como generosos benefactores porque eran visibles como tales en la sociedad. Una biblioteca mugrienta en un barrio venido a menos no proporcionaba ese prestigio.



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