Recuerdo de Álvaro del Portillo, Prelado del Opus Dei by Salvador Bernal

Recuerdo de Álvaro del Portillo, Prelado del Opus Dei by Salvador Bernal

autor:Salvador Bernal
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 978-84-321-4192-8
editor: RIALP


15. El relevo en la paternidad

No mucho tiempo después de ser elegido para gobernar el Opus Dei, don Álvaro explicaba el significado del Fundador en su vida, empleando la respuesta atribuida a Alejandro Magno, cuando le reprocharon que apreciaba más a Aristóteles que a su padre, el rey Filipo de Macedonia:

“–Sí, porque mis padres me trajeron a la tierra, pero Aristóteles, con su doctrina, me ha llevado de la tierra al cielo”.

EL 19 de febrero de 1984 –santo de don Álvaro–, Flavio Capucci le contó que había consultado un conocido diccionario etimológico de nombres propios: Álvaro significa “aquel que protege a todos, que vela sobre todos, que defiende a todos”. Don Álvaro le respondió que, personalmente, se inclinaba por un sentido basado, no en la raíz germánica, sino en otra semítica, el hijo ; y añadió:

“–Pero se puede unir con la interpretación que tú dices: reza para que sea verdad, para que sea un hijo bueno y, al mismo tiempo, un buen Padre, que vela sobre los demás”.

Probablemente, Flavio Capucci tenía en su corazón esas palabras cuando, ya en 1994, escribió en la revista Studi Cattolici que “la profunda unidad entre el Fundador y su sucesor, este fluir de la paternidad del uno al otro –diferentes en el temperamento, identificados en el espíritu–, y la continuidad en nuestro ánimo de la misma filiación son testimonios de realidades que no encuentran explicación humana”.

Sin duda, se debe a don Álvaro que, con la gracia de Dios, en el Opus Dei se haya mantenido en todo su vigor el espíritu de filiación y fraternidad, propio de una familia cristiana (cfr. Camino, 955). Esos lazos están anclados en la originalidad radical del carisma: iniciados por el Fundador, no quedan ligados a su cordial personalidad humana.

En el primer aniversario, don Álvaro explicó sintéticamente cómo Mons. Escrivá de Balaguer tuvo esa doble paternidad: la fundacional –exclusivamente suya, como Fundador–, y la espiritual, que “existirá siempre en la Obra, hasta el fin de los tiempos, porque somos una familia de vínculos sobrenaturales”.

Diez años después de su elección, evocaría agradecido la irrupción de la gracia divina en su vida y en la del Opus Dei:

“–La paternidad espiritual, encarnada por nuestro queridísimo Fundador de modo inigualable, pasó a este pobre hombre que ahora es vuestro Padre. Verdaderamente, cor nostrum dilatatum est (II Cor. VI, 11): mi corazón se dilató para quereros, a todos, a cada una y a cada uno, con cariño de padre y de madre, como nuestro Padre había pedido para sus sucesores”.

A la vez, los miembros de la Obra respondieron con un patente cariño, que le llevaba a elevar su alma en acción de gracias, “porque el Opus Dei continúa siendo una bella famigliola ”. Esther Toranzo ha relatado la visita de don Álvaro en 1989 a Kibondeni, un Centro de mujeres del Opus Dei en Nairobi. Le recibieron con una canción Massai –acompañada con las notas y ritmos de dieciséis tambores–, que incluye estos versos: “Salí de casa para ir a ver al padre. /



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