Principio y fin by Vicente García

Principio y fin by Vicente García

autor:Vicente García [García, Vicente]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Fantástico, Aventuras
editor: ePubLibre
publicado: 2018-04-15T00:00:00+00:00


CAPÍTULO 7

En la torre más alta de la Catedral Oscura, Enemigo mantenía una agria disputa con su padre, Deigno. Habían recibido un contundente ataque que les había cogido por sorpresa, y ni conocían la identidad del enemigo ni el porqué del repentino cese de las hostilidades. Tras una ofensiva brutal, de repente, se fueron como habían llegado.

—Estoy cabreada como no recuerdo haberlo estado en años —exclamaba furibunda Sarah 0 mientras agitaba furiosa los brazos, como si intentara golpear el aire—. Tú lo sabías, ¿verdad? Seguro que conoces la identidad y el origen de esas fuerzas —añadió en pleno ataque de rabia.

—Puedo sospecharlo, pero me ha sorprendido casi tanto como a ti.

—No puede tratarse de la lechugina de mi hermana, esa inútil no es capaz de reunir ni tanto poder ni tanta eficacia. ¿Pero quién, cómo, por qué?

—En el universo hay muchos elementos de poder. Algunos los conocemos, otros no. Era cuestión de tiempo que apareciera alguno y te retara. Y es obvio que te considera peligrosa; y con razón.

—Acabaré con él.

—Puede que sí, puede que no —añadió Deigno antes de retirarse con gesto preocupado.

Muchos metros más abajo, Sarah y el resto del grupo atravesaban la muralla que rodeaba el complejo de la Catedral por una de las aberturas producidas durante el reciente ataque.

—Me da miedo imaginar el poder de los atacantes si fueron capaces de abrir semejantes boquetes —dijo Enhart mientras pasaba al interior del patio de armas.

—Y hay varios —dijo Sarah señalando hacia distintos puntos de la muralla.

Agazapados, aprovechando la oscuridad reinante, comenzaron a caminar con sigilo por el patio. De vez en cuando, no muy lejos, escuchaban grupo de Sombras ir de un lado a otro, mientras un poco más al norte podían ver la silueta recortada del Nautilus.

Minutos más tarde, alcanzaron la puerta de la Catedral, donde una Sombra que permanecía de guardia les sorprendió saliendo desde detrás de una estatua.

—¡Alto! —exclamó con firmeza la Sombra—. ¿Quién va?

—Me encanta tu muchosidad —dijo Alicia, que encabezaba el grupo—. Tiene un elegante punto de locura y energía.

—¿Quién le ha dado permiso para hablar a la chalada? —murmuró Enhart.

—¿Cómo que quién va? ¿Qué clase de pregunta estúpida es esa? —interpeló Sarah intentando engañar a su interlocutor.

La Sombra dudó, observó durante unos segundos a Sarah sin decir nada y de repente su semblante comenzó a palidecer por momentos al reconocer el rostro de Enemigo.

—Perdón, señora, perdón —repitió la Sombra, que sentía cómo sus piernas temblaban sin poder controlarlas—. Pase, y siento mucho las molestias que le haya podido ocasionar.

Sarah hizo un gesto a sus tres acompañantes para que la siguieran al interior de la Catedral, donde costaba ver a más de unos pocos metros de distancia y se escuchaban resonar todo tipo de ruidos inquietantes. Los espacios eran enormes, al igual que todo en su interior, desde las estatuas a los retablos o las columnas que se perdían en las alturas.

—¿Qué sentido podía tener una catedral en un lugar así? —preguntó Enhart.

—No creo que se tratase de un lugar ceremonial —respondió Sarah mirando hacia un lado y hacia otro—.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.