Palabras contra el olvido by José Luis Ferris

Palabras contra el olvido by José Luis Ferris

autor:José Luis Ferris [Ferris, José Luis]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Biografía
editor: ePubLibre
publicado: 2017-01-01T00:00:00+00:00


Corpus Barga era buen amigo de Pío Baroja, otro escritor que pasó la mayor parte de la contienda civil en París y que decidió regresar a España en junio de 1940, acusado por muchos de arrastrar una gran incoherencia ideológica y de virar finalmente hacia un conservadurismo similar al de otros compañeros de su generación, como Azorín. Pese a sus diferencias, Corpus solía comer con el autor de El árbol de la ciencia en un restaurante de la calle de las Escuelas, sin embargo, la relación de María Teresa y Alberti con Baroja resultó imposible pese a que coincidieron más de una vez en la misma Gendarmería de la capital francesa para obtener la prórroga del permiso de residencia. Nuestra escritora reconoció siempre su gran aprecio por el novelista vasco, pero admitía también todo aquello que les separaba. Acerca de aquel encuentro recién acabada la guerra, María Teresa León confiesa que «Así fue. Nos cruzamos. Casi no nos miró. Éramos las ovejas negras, aunque pensamos que en su conciencia de anarquista inconfesado debía sentir cierta amargura al no haber participado en un momento de la Historia de España que hubiera conmovido a Aviraneta». Y puede que fuera así, que Eugenio de Aviraneta, el personaje central de Memorias de un hombre de acción (saga barojiana escrita entre 1913 y 1935), hubiera tomado más partido que su autor en un conflicto bélico que acabó con el sueño de millones de españoles. Ese era el pensamiento de una miliciana que comenzaba a sufrir los estragos del destierro y que, ante los ojos de don Pío Baroja, no despertaba excesivas simpatías; al menos eso es lo que sugiere don Pío en el capítulo XVIII de La intuición y el estilo. Lo que allí refiere es que al acabar la guerra de España, encontrándose en París, tuvo que renovar sus documentos de residencia. Y en ello estaba cuando «delante de mí, y dándome la espalda, había sentadas dos personas, hombre y mujer, los dos fuertes. Él, sobre todo, tenía la espalda ancha, y ella un gabán de pieles claro y pomposo. Yo no les vi la cara. De pronto me vino la idea de que eran Alberti y María Teresa León […] Luego, una noche que acompañé a una señora de mi hotel a la oficina de la Radio-París, me señalaron a Alberti y a María Teresa León, y vi que eran los que semanas antes estaban en la oficina de la Conserjería[373]».



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.