OPEN: Memorias by Andre Agassi

OPEN: Memorias by Andre Agassi

autor:Andre Agassi
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Memorias
publicado: 2009-01-01T00:00:00+00:00


16

Creo que deberías librarte de ese postizo, me dice Brooke. Y de esa coleta. Rápate el pelo y ya está.

Imposible. Me siento desnudo.

Te sentirías liberado.

Me sentiría expuesto.

Es como si me sugiriera que me arrancara todos los dientes. Le digo que ni hablar, que lo olvide. Pero entonces me ausento y lo pienso durante unos días. Pienso en todo el dolor que me ha causado mi pelo, en la incomodidad de los postizos, en la hipocresía, en el fingimiento, en el engaño. Tal vez no sea una idea tan loca. Tal vez, de hecho, sea el primer paso hacia la cordura.

Una mañana, me planto frente a Brooke y le digo: hagámoslo.

¿Hacer qué?

Cortarme el pelo. Vamos a cortarlo todo.

Programamos la ceremonia del esquilado para esa noche, a última hora, a esa hora que normalmente se reserva a las sesiones de espiritismo y a las raves. Lo haremos en la cocina de la casa con fachada de ladrillo oscuro que Brooke posee en Nueva York, después de que ella regrese del teatro (finalmente le han dado el papel en Grease). Lo convertiremos todo en una fiesta, dice; invitaremos a algunos amigos.

Perry está presente. Y, a pesar de nuestra ruptura, Wendi. Brooke no se molesta en disimular la irritación que le causa su presencia, y viceversa. Perry no da crédito. Yo les explico a los dos que, a pesar de nuestra historia de amor, Wendi sigue siendo una amiga íntima, y que lo seguirá siendo toda la vida. Raparse el pelo es un paso importante, y necesito amigos que me den su apoyo moral, como necesité a Gil cuando me operaron la muñeca. De hecho, por un momento se me pasa por la cabeza que para la intervención a la que estoy a punto de someterme también deberían anestesiarme. Pedimos que nos traigan vino.

El peluquero de Brooke, Matthew, me acerca la cabeza al fregadero, me lava el pelo y me lo estira bien.

Andre, ¿estás seguro?

No.

¿Estás listo?

No.

¿Quieres que lo hagamos delante de un espejo?

No. No quiero mirar.

Me instala en una silla de madera y entonces… Adiós a mi coleta.

Todo el mundo aplaude.

Empieza entonces a cortarme el pelo de los lados, muy corto, casi rapado. Pienso en mi cresta de mohicano que me hicieron en el centro comercial de Bradenton. Cierro los ojos, noto que el corazón me late con fuerza, como cuando estoy a punto de disputar una final. Esto ha sido un error. Tal vez el error que marcará mi vida para siempre. J. P. me ha advertido que no lo hiciera. Dice que siempre que asiste a algún partido mío oye a la gente hablar de mi pelo. Las mujeres me adoran por él, los hombres me odian por él. Ahora que J. P. ha dejado el sacerdocio y se dedica de lleno a la música, ha estado trabajando un poco en publicidad, escribiendo melodías para anuncios de radio y televisión, así que hablaba con cierta autoridad al proclamar que, por lo que respecta al mundo empresarial, Andre Agassi es su pelo. Y cuando Agassi pierda el pelo, los patrocinadores desaparecerán.



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