No soy yo by Karmele Jaio

No soy yo by Karmele Jaio

autor:Karmele Jaio [Jaio, Karmele]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Drama, Realista
editor: ePubLibre
publicado: 2022-01-01T00:00:00+00:00


* * *

Tras dormir al niño, Marta y Raúl se han sentado en la cocina a cenar. Egoitz está en su habitación. Se ha llevado un bocadillo para cenar allí.

—The Cure toca en Bilbao, en el BBK Live —le dice Raúl mientras corta un trozo de queso.

—¿Y? —le pregunta Marta.

—¿Por qué no vamos?

—¿Nosotros? ¿Al concierto?

—Sí, como antes. ¿Desde cuándo no hemos ido a un concierto?

—¿Desde que teníamos amigos? —le pregunta Marta terminándose el yogur.

—No necesitamos a nadie.

—¿Y Unai?

—Podemos dejarlo en casa de tu madre…

Se ha reído de su ocurrencia, pero, en el fondo, ver a su marido con tantas ganas le ha abierto una pequeña herida en algún sitio. Ha pensado que cuando llega a casa después de pasarse la tarde en el parque rodeado de mujeres jóvenes, la imagen de su mujer le debe de recordar a una de esas grandes jarras de porcelana de las antiguas farmacias. Quizá ella también debería empezar a comprarse ropa nueva, a cambiarse de peinado, para sentirse más joven, para estar más atractiva. Siempre lleva la melena recogida en una coleta, por comodidad.

Quizá no sea mala idea ir a ese concierto. Podría ser una manera de intentar recuperar la vida que apenas pudieron disfrutar de jóvenes.

El sábado por la mañana, cuando ha empezado a guardar las ropas de invierno y a sacar las de verano, se ha quedado un momento mirando los jerséis y las camisas que va dejando sobre la cama. Podrían ser de su madre. Está claro. Ella también necesita renovarse, por fuera y por dentro.

—¿Me acompañas al trastero? —le pregunta a Raúl señalando las dos bolsas de plástico que ha llenado de ropa.

En el trastero, mientras hace sitio para la ropa de invierno, Marta ha sacado una vieja maleta y la ha abierto.

—Tendremos que hacer algo con estos trapos viejos —dice mirando la ropa que guarda allí desde hace años.

—¿Esa es mi chupa?

A Raúl se le han encendido los ojos. Ha sacado de la maleta una cazadora negra con muchas cremalleras, tipo rocker.

—No te querrás poner eso, ¿no?

—Me la trajeron de Londres… Joder, mi chupa… Creía que la había perdido.

Marta, Raúl y la cazadora de cuero, que ocupa como una tercera persona, suben en el ascensor del trastero a casa, y Marta ha empezado a estornudar. Es alérgica al polvo. Ha subido también la maleta, con la intención de revisar en casa lo que hay dentro, pero no se ha atrevido a revolver la ropa, no para de estornudar, así que la ha sacado al balcón. Por un momento le ha parecido ver allí dentro los pantalones de cuero que utilizaba hace años y se ha imaginado vestida con ellos, bailando, gozando del concierto de The Cure. Raúl ha querido probarse la cazadora nada más entrar en casa, pero Marta no le ha dejado. Le ha dicho que hay que dejar la cazadora unos días colgada en el balcón para que se le vaya el polvo y el olor a trastero. Le ha costado convencer a Raúl, pero al final



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