La batalla por Skandia by John Flanagan

La batalla por Skandia by John Flanagan

autor:John Flanagan [Flanagan, John]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Aventuras
editor: ePubLibre
publicado: 2007-12-31T16:00:00+00:00


Veintitrés

-Halt —dijo Will pensativo mientras se alejaba del Consejo con Halt y Erak—. ¿Qué querías decir cuando dijiste eso de los arqueros?

Halt miró de soslayo a su aprendiz y suspiró.

—Podrían suponer una gran diferencia para el resultado final —dijo—. Los temujáis son arqueros, pero rara vez tienen que enfrentarse a un enemigo diestro con el arco.

Will asintió. El arco largo era un arma tradicional araluana. De hecho, era casi exclusiva de Araluen, quizás debido a que el reino isleño estaba aislado de las naciones de la masa continental del este. Otros países usaban arcos para cazar, o incluso por deporte, pero solo en los ejércitos araluanos encontrabas grandes grupos de arqueros que pudieran hacer caer una lluvia devastadora de flechas sobre una fuerza atacante.

—Entienden el valor del arco como arma estratégica —explicó—, pero nunca han tenido que lidiar con arqueros atacantes. Me di cuenta cuando Erak y yo huíamos de ellos cerca de la frontera. Una vez que disparé unas flechas en sus inmediaciones, se mostraron decididamente reacios a doblar curvas cerradas sin tomar precauciones.

El Jarl se rio entre dientes al recordarlo.

—Es verdad —reconoció—. Una vez que vaciaste unas cuantas monturas, ralentizaron el paso de manera notable.

—¿Sabes? He estado pensando… —dijo el chico, luego dudó un poco. Halt sonrió en silencio para sus adentros.

—Un pasatiempo peligroso —dijo con amabilidad. Pero Will continuó.

—Podríamos intentar montar un pelotón de arqueros. Incluso cien o así supondrían una diferencia, ¿verdad?

Halt negó con la cabeza.

—No tenemos tiempo suficiente, Will —contestó—. Estarán sobre nosotros en dos semanas. No se puede entrenar a un arquero en tan poco tiempo. Después de todo, los escandianos no tienen ninguna habilidad con el arco. Habría que enseñarles hasta lo más básico: cargar, tensar, soltar. Eso lleva semanas, como bien sabes.

—Pero aquí también hay muchos esclavos —insistió Will—. Algunos de ellos tendrán las nociones básicas. En esos casos, todo lo que tenemos que hacer es controlar su alcance.

Halt miró otra vez a su aprendiz. El chico hablaba completamente en serio, según pudo ver. Una pequeña arruga surcaba la frente de Will mientras le daba vueltas al tema.

—¿Y cómo harías eso? —preguntó el Guardián. La arruga se profundizó unos segundos mientras Will ordenaba sus pensamientos.

—Se me ocurrió por algo que me preguntó Evanlyn —le explicó—. Vino a verme entrenar y me preguntó cómo sabía cuánta elevación darle al arco para cada tiro, y le dije que era solo experiencia. Luego pensé que quizás sí pudiera enseñarle a hacerlo y se me ocurrió que, si realizas, digamos, cuatro posiciones básicas…

Dejó de andar y levantó el brazo izquierdo como si sujetara un arco, luego lo desplazó a través de esas cuatro posiciones: empezó horizontal para acabar levantándolo hasta un ángulo máximo de cuarenta y cinco grados.

—Uno, dos, tres, cuatro… así —continuó—. Se podría entrenar a un grupo de arqueros a asumir esas posiciones mientras otra persona calcula la distancia y les dice cuál usar. No tendrían que tener muy buena puntería, siempre y cuando la persona que los controle sepa calcular bien la distancia —concluyó.



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