Muerte sin resurrección by Roberto Martínez Guzmán

Muerte sin resurrección by Roberto Martínez Guzmán

autor:Roberto Martínez Guzmán [Martínez Guzmán, Roberto]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2012-05-31T16:00:00+00:00


17

Después de la larga noche en vela y cuando ya había acabado la última cerveza del segundo pack, Miguel se levantó de cama y se desperezó. Eran poco más de las nueve de la mañana y hasta las tres de la tarde no tenía que estar en el aeropuerto de Lavacolla. A esa hora tomaría el vuelo con destino a La Habana pero, de momento, no tenía prisa.

Miró a los pies de la cama, veinticuatro latas de Heineken adornaban el suelo. Las correspondientes a dos packs de doce: tarde noche uno y madrugada, otro. Cogió la pistola de encima de la mesilla de noche, le sacó el seguro y salió de la habitación, dándole una patada a una de las latas. Al fondo, el cerrojo de la puerta de entrada al piso seguía echado y la llave en su lugar, como él siempre acostumbraba a dejarla. Nada se había movido.

Avanzó despacio por el pasillo y comprobó de modo sucesivo el cuarto de baño, el trastero y el salón. En las tres estancias, siguiendo la misma rutina: primero abría la puerta, después alargaba el brazo desde fuera para encender la luz, y por último entraba en la habitación correspondiente. Todo en orden en las habitaciones, vacías y con las persianas bajadas.

Repitió la misma operación en la cocina, situada enfrente del salón y al lado de la puerta de entrada. Una vez dentro, dejó con cuidado la pistola sobre la encimera, y se puso a preparar el desayuno. Colocó dos rebanadas de pan en la tostadora y sacó de la nevera mantequilla y mermelada. Luego, conectó la cafetera y exprimió el zumo de tres naranjas. Ya con él en la mano, se sentó en uno de los taburetes que acompañaban a la pequeña mesa de cocina, a la espera de que se doraran las tostadas y el café acabara de hacerse.

Apenas había dado un sorbo al zumo cuando oyó sonar el teléfono en su mesilla de noche. Dejó apresuradamente el vaso encima de la mesa y se fue a buen paso hacia la habitación para cogerlo. No reconoció el número entrante. Dudó un segundo, aunque al final decidió contestar.

—Dígame.

—¿Don Miguel Sarmiento? Le llamo de la agencia. Disculpe que le moleste a esta hora, pero tengo que informarle de que se han cancelado algunos vuelos, y mucho me temo que afectan a su plan de viaje.

—¿Cómo? —preguntó sin esconder cierto malestar.

—Espero no haberle despertado, pero entenderá que haya creído conveniente avisarle cuanto antes —contestó la mujer, segura de que su interlocutor había entendido su primera explicación—. Usted ha contratado con nosotros un viaje a Cuba con salida hoy, ¿verdad?

—Sí, de tres días. Pero no he oído que hubiese alguna huelga prevista para este fin de semana.

—No es un problema de España. Ha habido un fallo informático en el aeropuerto de La Habana y hasta el sábado no creen que pueda estar solucionado. Sentimos no haberle avisado hasta hoy, pero a nosotros nos han llamado hace tan solo una hora.

Miguel se sentó en la cama y permaneció un momento en silencio, intentando asimilar la noticia.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.