Los amores perdidos by Miguel de León

Los amores perdidos by Miguel de León

autor:Miguel de León [León, Miguel de]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Drama
editor: ePubLibre
publicado: 2016-01-01T05:00:00+00:00


24

Tras retirar el equipaje, Pablo Maqueda ni siquiera necesitó echar un vistazo para encontrar al que debía recibirlo en el aeropuerto. Mientras se acercaba a la puerta, la cristalera opaca del fondo dejaba ver al trasluz la silueta de un gigante, y su padre le había dicho al despedirse que no habría error posible en aquello: «El que te parezca una montaña, ése es Eufemiano».

Lo hizo todavía muy contrariado con Pablo. De nada le habían servido los múltiples obstáculos, las artimañas y coacciones que interpuso para impedir el viaje del hijo. Pablo no había conseguido el inefable compás que necesitaba para vivir tras la ruptura con Josefina. Había terminado el curso con un par de asignaturas pendientes y, de las que había conseguido sacar adelante, las calificaciones no eran satisfactorias. Aparte de la intranquilidad que le causaban las crisis del hijo, Jorge Maqueda no tenía otros motivos de preocupación sobre su conducta. Lo veía salir de ellas al cabo de algunos días, recompuesto y alegre, acudía a las clases y los resultados de los estudios, con ser mediocres, no habían sido malos. La última de las crisis fue más larga de lo habitual y se había cerrado en falso. Jorge Maqueda lo veía desubicado y esperaba por el previsible cambio de humor que devolviera el orden, seguro de que esos aspavientos vitales eran los propios de un joven que no terminaba de asentar el carácter. El cambio de humor llegó, pero en el sentido contrario, de manera que cuando Pablo le comunicó su deseo de pasar el verano en la isla, Jorge Maqueda estaba desprevenido y sintió pánico.

Durante el proceso de educación y adoctrinamiento del hijo, Jorge Maqueda fue sistemático e inflexible. La versión que le había dado sobre la desaparición de la madre era la misma versión oficial, según la cual murió asesinada, junto a Roberto, su único tío y el hermano de su madre, por un tal Ismael Quíner a causa de un asunto de las tierras del Estero. Había conseguido que Pablo llegara a la mayoría de edad odiando el apellido Quíner; sin embargo, en aquella versión existían demasiados cabos sueltos a los que Jorge Maqueda no les concedía importancia, ignorante de que los hijos no descansan hasta poner en orden las piezas que los padres se han dejado fuera de su sitio.

La realidad se abría paso por sí sola. Lo que bullía en la mente de Pablo tenía origen en el momento brutal en que lo arrancaron del mundo de su infancia. No fue sino el deseo de alcanzar un instante de paz lo que le impulsaba al viaje a la isla. Consciente de que la realidad era irreversible, deseaba pasar aquella negra página de su vida, por lo que llegó con la sola intención de liquidar las propiedades que había heredado de su abuela y enterrar los saldos del pasado. Lo que le había quedado como heredero universal de Dolores Bernal era un piso en la capital, la casa grande de Hoya Bermeja y unos terrenos sin valor en el Terrero.



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