Lo que el bosque esconde by Gema Bonnín Sánchez

autor:Gema Bonnín Sánchez [Gema Bonnín Sánchez]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788408183020
editor: Crossbooks
publicado: 2018-01-27T00:00:00+00:00

Capítulo 68

—Te lo digo de verdad, Sombra, jamás he conocido a una mujer más fascinante.

El rey y el duque de Leindur se habían refugiado en una pequeña sala de estar al caer el sol. Las tareas del monarca habían tocado a su fin ese día. Ahora solo le restaba entretenerse un poco, cenar e irse a dormir para estar fresco a la mañana siguiente y poder afrontar sus deberes y responsabilidades con cordura y entereza. El trabajo de un rey era agotador, complicado y sacrificado. Kilian lo sabía porque veía todas las cosas a las que su amigo había renunciado, pero él siempre tenía una sonrisa en los labios; siempre entusiasta, cosa que Kilian no comprendía del todo. ¿Cómo podía un hombre tener tanto peso y responsabilidad a su espalda y no desmoronarse ni un segundo?

Pero ahora Lanric estaba hablando con ilusión sobre algo que el duque sí comprendía. Y, de hecho, lo comprendía mejor que el propio rey.

—¿Qué es lo que encuentras tan fascinante?

—Es como si escondiera algo. Como si a medida que la conoces más y más a fondo no hicieras otra cosa que constatar lo maravillosa que es. Y a la vez sientes que nunca la conocerás del todo, lo que le hace parecer inalcanzable pero admirable, como una estrella en el cielo.

Kilian contemplaba seriamente el tablero de ajedrez colocado entre los dos. La última vez que había jugado fue con esa mujer de la que ahora su oponente estaba hablando.

Sí, todo lo que decía el rey sobre ella era cierto. Y eso le preocupaba. Lanric no era una persona sensible en lo referente a mujeres. No parecía que pudieran inspirarle más que atracción o cierto respeto. Pero Neriabeth había despertado admiración en él. Admiración. Eso era toda una novedad.

Además, la manera en que hablaba de ella tampoco era habitual. ¿Acababa de compararla con una estrella? Sí, lo había hecho.

Kilian tenía que hacer un gran esfuerzo para que la vorágine de sentimientos que agitaba su interior no lo consumiera.

—¿Sabes qué es lo que más me ha gustado? —seguía diciendo Lanric.

—¿El qué?

—Que a medida que le hablaba y hacía evidente mi interés, ella levantaba una muralla a su alrededor. No parece que le entusiasme intimar conmigo, Sombra, ¿no te parece estupendo?

Sí, le parecía estupendo. Lo que no le hacía tanta gracia era que a Lanric también se lo pareciera.

—Francamente, majestad, no veo qué puede tener eso de bueno.

—Que es una persona sincera. Una mujer de verdad.

—Creía que andabas buscando una doncella hermosa, dócil, bondadosa, obediente, dulce y sin demasiado criterio propio, no una mujer de verdad.

A Lanric no le pasó inadvertido el tono ácido que teñía la voz de su amigo.

—¿Qué te pasa?

Kilian negó con la cabeza y se disculpó

—Estoy cansado, eso es todo.

—Seguro que no estás más exhausto que yo.

—Seguro que no.

—Volviendo al asunto que ahora nos ocupa, Neriabeth es alguien que no solo me gusta, sino que me intriga. Yo no planeaba casarme con una mujer que me inspirase sentimientos profundos, pero quién sabe.

—¿Qué clase de sentimientos?

—No lo sé.

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