Libro de familia by Patrick Modiano

autor:Patrick Modiano [Modiano, Patrick]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Drama, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 1977-01-01T05:00:00+00:00

Registro de bautismos, Año 1950 – Acta n.º 145

El 24 de septiembre recibió el bautismo: P

nacido el 30 de junio de 1945 en París

hijo de: A,

y de: L.

Domiciliados en París. Muelle de Conti, 15.

Padrino: André Camoin, representado por J. Minthe y W. Rachewsky.

Madrina: Madeleine Ferragus.

Menciones al margen: No existen.

Doblé cuidadosamente el extracto de la partida de bautismo y me lo metí en el bolsillo interior de la chaqueta. Mi mujer y yo salimos.

Así que me bautizaron en esta iglesia pequeña de Saint-Martin… Recordaba vagamente la ceremonia, mi aprensión cuando el sacerdote me llevaba hacia la pila, y el grupo que formaban mi hermano, a quien habían bautizado la víspera, mi madre, mi madrina, Madeleine Ferragus, y las dos personas que «representaban» a mi padrino. Solo me quedaba una imagen clara: la del coche grande, blanco y descapotable de Rachewsky aparcado delante de la iglesia. Un bautismo casual. ¿Quién había tomado la iniciativa? ¿Y por qué nos quedamos casi un año en Biarritz mi hermano y yo? Creo que la guerra de Corea tenía algo que ver y que decidieron, por esa guerra, alejarnos de París y bautizarnos por precaución, acordándose de la guerra anterior. Recuerdo una frase de mi padre cuando vino a vernos a la Casa Montalvo antes de irse a África: «Si continúa la guerra, os llevaré conmigo a Brazzaville», y nos enseñó en el mapamundi Taride, que nos había regalado, esa ciudad del África Ecuatorial francesa.

Otras imágenes… Una noche de Toros de Fuego en Saint-Jean-de-Luz arremetí contra alguien que le tiraba confeti a mi madre. Una camioneta me atropelló a la salida de la Institution Sainte-Marie. El edificio de las hermanas dominicas, en la avenida de La République, delante del que habíamos pasado hacía un rato, y donde me durmieron con éter para atenderme. La fanfarria militar que oíamos mi hermano Rudy y yo bajo los árboles de la plaza de Pierre-Forsans.

Al final de la calle de Saint-Martin, fuimos mi mujer y yo por la avenida de J.-F.-Kennedy. En aquellos tiempos no se llamaba así. Nos sentamos en la terraza de un café pequeño, al sol. El dueño y otras dos personas, detrás de nosotros, hablaban del partido de pelota vasca del domingo siguiente. Palpé a través del tejido de la chaqueta el extracto de mi partida de bautismo. Muchas cosas habían cambiado desde entonces; había habido muchas penas; pero no dejaba de resultar reconfortante haber localizado la antigua parroquia de uno.

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