Las siete cajas by Dory Sontheimer

Las siete cajas by Dory Sontheimer

autor:Dory Sontheimer [Sontheimer, Dory]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Memorias, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2014-05-01T00:00:00+00:00


Fecha: 1 de enero de 1941

Para: Henry Sontheimer, Nueva York

Remitente: Conrado Sontheimer, Barcelona.

MIS PADRES HAN LLEGADO.

En La Habana tenían la oportunidad de comenzar de nuevo. Aunque antes había que olvidar, sanar, alejar los pensamientos de la persecución y el miedo. Pero a mi abuela Rosa no le era posible olvidar. Rosa tenía ocho hermanos, dos varones y seis chicas. Los dos hombres de la familia se casaron con dos austríacas y se establecieron en Austria, no sé mucho de ellos. Al casarse con Max, Rosa se fue a vivir a Nuremberg, y dejó a sus seis hermanas en Praga, casadas con médicos y abogados. Dos de ellos fueron los testigos de boda de Max y Rosa. Antes de la ocupación de los nazis, Rosa visitaba con frecuencia a sus hermanas, y Kurt y Dorel la acompañaban. Algunos de los jóvenes de la familia fueron enviados fuera del país, como mi padre, pero el resto se quedó. Fue un grave error. Pero ¿quién podía predecir lo que ocurrió?

No es difícil pensar, pues, cómo se sentía el débil corazón de Rosa desde Cuba, tan lejos de los suyos. El 15 de marzo de 1939 las tropas alemanas se encontraban en Praga, aquella maravillosa ciudad que se encuentra en el corazón de Europa. Por el fascinante puente de San Carlos sobre el río Moldava se veía a los soldados alemanes paseando orgullosos mostrando el lustro de sus botas negras, saboreando la buena cerveza y la comida, pero ahogando y oprimiendo a la población. Y Rosa sabía lo que era esto. Sabía lo que era vivir, si a esto se le puede llamar vivir, con los nazis.

La población judía tenía una importancia vital para los nazis: trabajadores gratuitos; trabajadores esclavos, en las minas y en las fábricas. Curiosamente les hacían producir material de guerra. Material de guerra utilizado para matar a la misma población judía. Judíos produciendo material de guerra para matar a judíos. Judíos produciendo las propias balas que les quitarían la vida. Cavando su propia tumba. Catastrófica paradoja.

Hitler nombró Reichsprotektor de Bohemia-Moravia a Reinhard Heydrich, un hombre astuto, joven, ambicioso, frío y cruel, conocido por su antisemitismo. Tal era su crueldad que entre sus colegas le llamaban «El verdugo». Fue el más acérrimo seguidor de la ideología de la raza, tanto que fue en la oscuridad de su mente donde surgió la Solución Final al problema judío.

La comunicación con Praga era difícil y, además, ¿qué podía hacer Rosa desde tan lejos? Por otro lado, el dolor por la muerte de Dorel y Ella siempre la acompañaba. Estaba dentro de su maleta allá donde fuera. Pero sobre todo el dolor de la pérdida de su hija. La niña alegre, resuelta, decidida, que estaba convencida de que les llevaría a Palestina junto a ella. A Rosa no le gustaba Cuba. Nunca le había gustado y en las condiciones actuales mucho menos todavía.

Lina y Eduard continuaban en Gurs, viendo cómo el número de internos del campo iba creciendo. Holanda estaba ya dominada por los nazis,



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