Las aventuras de Wesley Jackson by William Saroyan

Las aventuras de Wesley Jackson by William Saroyan

autor:William Saroyan [Saroyan, William]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Bélico, Drama
editor: ePubLibre
publicado: 1946-04-23T00:00:00+00:00


CAPÍTULO 33

WESLEY LEE EN «THE NEW REPUBLIC». LA CARTA QUE ESCRIBIÓ A SU PADRE

* * *

Esto es lo que escribí a papá aquella noche en el vestíbulo del pequeño hotel, y esto es lo que leí en The New Republic.

Bernard Jackson:

Aunque no sé dónde estás ni si te llegará esta carta, tengo que escribirte porque estás en apuros, y yo también. Nunca he creído que tuviera que serte leal, o estar orgulloso de ti, o cualquiera de esas cosas que los buenos hijos deben sentir por sus padres. Tú eres mi padre y yo soy tu hijo, eso es todo, da igual que sea bueno o malo. Supongo que algunos pensarían que eres un hombre débil porque de vez en cuando te marchas sin decir nada —justo lo que acabas de hacer ahora—, y te emborrachas para ahogar lo que sea que te ha obligado a marcharte. Pero yo no creo que seas débil por hacer eso. Creo simplemente que todo lo que haces lo haces porque lo necesitas.

Entonces, ¿por qué te escribo? Te escribo porque creo que ha llegado el momento de que intente comprenderte, tal como me dijiste que esperabas que hiciera no hace mucho. En la última guerra te pasaron muchas cosas que yo ni siquiera puedo imaginarme, porque ningún hombre puede imaginarse lo que sabe otro, aunque el primero sea hijo del segundo. Pero por lo que me has contado, sé que tu cuerpo no se llevó la peor parte. Tu cuerpo sigue siendo más fuerte que el de la mayoría de hombres. La peor parte te la llevaste Tú: todo tu ser, no tu cuerpo, ni tus nervios, ni tu mente, ni tu corazón, ni tu alma, sino Tú. Sé que te sentiste ofendido por la guerra, y que aún sigues ofendido, como persona. Y sé que la idea de que a mí pueda pasarme lo mismo te aterra, porque confiabas en que yo saliera adelante, por los dos. Confías en que yo tenga un hijo para que éste continúe lo que yo he dejado a medias, y yo también cuento con ello. Me dijiste que te mantuviste con vida durante toda la guerra por una única razón: para verme. Pues bien, quiero que sepas que yo también he decidido hacer todo lo posible por mantenerme con vida para poder ver a mi hijo. Sé que no te escandalizará que te diga que esta decisión me convierte en un cobarde, porque es la verdad. Para poder ver a mi hijo algún día estoy dispuesto a ser un cobarde. La idea de la cobardía física asusta a la mayoría de soldados, pero a mí no me asusta. Empezaría a asustarme de verdad si me diera cuenta de que no estoy dispuesto o no soy capaz de entender con toda claridad que en determinadas circunstancias, y por determinados motivos, estoy dispuesto a no estar dispuesto a morir. No quiero que me maten bajo ningún concepto, por ningún motivo. Sinceramente, no creo que me importara mucho que la



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