La Segunda Guerra Mundial by Winston Churchill

La Segunda Guerra Mundial by Winston Churchill

autor:Winston Churchill [Churchill, Winston]
La lengua: spa
Format: epub, azw3
Tags: Ensayo, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 1959-01-01T05:00:00+00:00


Cirenaica

A primeras horas del dieciocho de noviembre, bajo una lluvia intensa, el Octavo Ejército dio un salto hacia delante y durante tres días todo salió bien. Parte de la 7.ª División Blindada británica del XXX Cuerpo se apoderó de Sidi Rezeg, aunque después los atacó el Afrika Korps, cuyas unidades blindadas se habían mantenido más concentradas. Durante todo el día veintiuno y el veintidós se libró una batalla encarnizada, fundamentalmente en torno al aeródromo. Entraron en esta lid prácticamente todas las unidades blindadas de ambas partes, que se movieron en oleadas de un lado a otro, en violentas luchas, bajo el fuego de las baterías enemigas. Los alemanes obtuvieron la ventaja porque sus carros de combate estaban mejor armados y las cantidades que llevaron a los puntos de choque fueron superiores. A pesar del liderazgo heroico y brillante del general de brigada Jock Campbell se impusieron los alemanes, y perdimos más carros que ellos. La noche del día veintidós los alemanes recapturaron Sidi Rezeg. Nuestra fuerza perdió dos terceras partes de sus unidades blindadas y recibió órdenes de retroceder unos treinta kilómetros para reorganizarse, lo que significó un duro contratiempo.

Mientras tanto, el veintiuno de noviembre, con las unidades blindadas del enemigo comprometidas en la batalla, el general Cunningham ordenó avanzar al XIII Cuerpo, que capturó el cuartel general del Afrika Korps y el día veintitrés estuvo a punto de recuperar Sidi Rezeg, de donde acababan de echar a sus camaradas de la 7.ª División Blindada. El veinticuatro de noviembre Freyberg concentró el grueso de sus neozelandeses ocho kilómetros al este del aeródromo. Había salido de Tobruk una unidad de combate que luchaba con intensidad contra la infantería alemana, aunque no había podido atravesarla. La División neozelandesa llegó frente a Sidi Rezeg tras un avance triunfal. Habían aislado las guarniciones de la frontera enemiga, pero sus unidades blindadas ganaron la batalla contra el XXX Cuerpo. Ambos recibieron duros golpes y sufrieron grandes pérdidas y la batalla quedó en suspenso.

Se produjo entonces un episodio dramático que recuerda el recorrido a caballo de «Jeb» Stuart alrededor del ejército de McClellan en 1862, en la península de Yorktown, durante la guerra de secesión en Estados Unidos, sólo que en este caso lo llevó a cabo una fuerza blindada que era un ejército en sí misma, cuya destrucción habría condenado al fracaso al resto del ejército del Eje. Rommel resolvió tomar la iniciativa táctica y abrirse camino hacia el este hasta la frontera, con sus unidades blindadas, con la esperanza de sembrar tanto caos y provocar tanta alarma como para convencernos de dar la orden de abandonar la lucha y retirarnos. Es posible que recordara la buena suerte que premió su incursión blindada durante la anterior batalla del desierto, que tuvo lugar el quince de junio, y provocó nuestra retirada en el momento crucial. Lo cerca que estuvo de tener éxito esta vez es algo que se verá a medida que continúe la historia.

Rommel reunió la mayor parte del Afrika Korps, que seguía siendo el



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