La paciencia de los huesos by Charlaine Harris

La paciencia de los huesos by Charlaine Harris

autor:Charlaine Harris [Harris, Charlaine]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Policial, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 1992-11-01T05:00:00+00:00


8

El lunes resultó ser mucho más ajetreado de lo esperado. Cuando fui al trabajo para pasar lo que creía que serían cuatro horas, me dijeron que uno de los bibliotecarios había cogido un resfriado de verano —«El peor que se puede coger», aseguraban los demás compañeros sabiamente, meneando la cabeza. Yo pensaba que cualquier resfriado era de los peores—. El director de la biblioteca, Sam Clerrick, me preguntó si podría echar las ocho horas y, tras dudarlo un poco, accedí. Me sentía muy generosa, ya que ahora tenía el poder económico (bueno, casi) para dejar de trabajar del todo. No hay nada como darse a una misma palmadas en la espalda para darte energía; trabajé felizmente durante toda la mañana, leyendo para un círculo de preescolares y respondiendo preguntas.

Sí que me sentí justificada para tomarme unos minutos extra durante mi pausa del café para llamar a la compañía telefónica y preguntar si el número de mi adosado podía ser también el de la casa de Jane, al menos durante un tiempo. Aunque no fuese posible, deseaba volver a conectar su línea. Para mi alegría, era posible asignar mi número a la línea de Jane, y me aseguraron que estaría operativo dentro de los dos próximos días.

Lillian Schmidt se acercó a mí mientras colgaba. Lillian es una de esas personas desagradables que, aun así, cuentan con cualidades que las redimen, de modo que no puedes tacharlas del todo de tu lista, aunque ganas no faltasen. Además, era compañera de trabajo, así que me interesaba mantener la paz con ella. Era de mente obtusa y le gustaba chismorrear, pero también era justa; una madre y esposa devota, pero hablaba tanto de su marido y de su hija que acababas deseando que se los tragase un terremoto; conocía su oficio y lo ejercía con diligencia, pero, entre tantas quejas y gruñidos sobre detalles nimios, te entraban ganas de darle una bofetada. Cuando reaccionaba ante ella, parecía una comunista con los ojos desbocados, una incurable Pollyanna y una defensora del sexo libre.

—Hace tanto calor fuera que me daría otra ducha —dijo a modo de saludo. Su frente estaba salpicada de sudor. Sacó un pañuelo de la caja sobre la mesa de café y se secó la cara—. He oído que has tenido un golpe de fortuna —continuó, arrojando el pañuelo a la papelera y fallando el tiro. Con un profundo suspiro, Lillian se inclinó para recogerlo. Pero sus ojos se alzaron para captar mi reacción.

—Sí —asentí con una amplia sonrisa.

Lillian aguardó a que desarrollara la respuesta. Me miró torcidamente cuando vio que no lo hacía.

—No sabía que Jane Engle y tú fueseis tan buenas amigas.

Sopesé varias respuestas posibles mientras sonreía.

—Éramos amigas.

Lillian agitó la cabeza lentamente.

—Yo también era amiga de Jane, pero no me dejó ninguna casa.

¿Qué podía decir? Me encogí de hombros. Si Jane y Lillian habían mantenido cualquier tipo de relación personal, ciertamente yo no la recordaba.

—¿Sabías que —prosiguió Lillian, cambiando de tema— Bubba Sewell se presentará a diputado del Estado este otoño?

—En serio.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.