La Leyenda de la Bruja de la Bellota by José Luis Clavijo

La Leyenda de la Bruja de la Bellota by José Luis Clavijo

autor:José Luis Clavijo
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Intriga
publicado: 2014-08-09T22:00:00+00:00


12 Encerrados en el centro de Salud

Tras un rato conduciendo, los tres muchachos llegan al centro, donde les atiende el recepcionista. En la puerta principal hay varios hombres trabajando montando una gran cruz de madera justo encima de la misma.

—Queremos ver a Evo Guerrero, nuestro amigo. — Comenta Alberto.

—Lo siento, no se puede. Esta en observación. Tiene restringida las visitas.

—Lo vamos a ver quieran o no. — Comenta Marco.

El recepcionista llama a seguridad por el intercomunicador. Aparecen dos vigilantes.

—¿Qué ocurre? — Dice uno de ellos.

—Estos tipos quieren pasar a la fuerza.

—Queremos ver a nuestro amigo. — Vuelve a comentar Alberto.

Aparece el Doctor Bartolo Salas. Saliendo de la puerta de su despacho.

—Vaya. Si es la joven que estuvo aquí hace poco. Y vosotros sois los alborotadores compañeros de mi paciente. Dejadlos pasar. Quiero conversar con ellos.

Pasan al despacho del doctor. A Sofía le llama la atención ver símbolos religiosos y otra gran cruz en la pared.

—Decidme. ¿Nunca os han dicho que no metáis la nariz donde no os llaman? El mundo está cambiando, hijos. Siempre cambia. Se transforma. Pero la fe sobrevive. Se mantiene. Gracias a gente como nosotros.

—No le entiendo — Comenta Alberto. Marco y Sofía miran asustados.

—Se que estuvisteis en el castillo el otro día. Metiendo la nariz donde no os llaman. — Cambia el tono de voz. — ¡Violando una reunión sagrada!

Marco le da pequeños golpes con el codo a Alberto y le susurra.

—Este tío esta como una cabra.

—¡No! ¡No estoy loco! El mundo nos espera para empezar a resurgir de las cenizas en las que el pecado de los hombres lo ha ido enterrando. Y no vais a ser vosotros los que frenen esta acción.

De repente, unos tipos entran y le clava a cada uno una jeringa dejándolos dormidos.

Vuelven a despertar, todos en una celda. Allí estaba también Evo. Le cuentan todo lo sucedido con la anciana. No están atados, ni amordazados.

—Entonces, que yo me aclare. La inquisición mataba a las jóvenes con niños, que se supone que lo tenían antes del matrimonio. Una de ellas fue salvada porque se unió al bosque. Siendo ella de carácter noble y manteniendo el bosque cuidado y ayudando a todo el que pasase. Mientras que luego el bosque cayó en manos de una bruja malvada, que salvaba a los niños atacados por la inquisición simplemente por dar por saco a esta, no por los propios niños. A los que convertía luego en Quercus, que es el árbol de la Bellota. De qué salvaba a los niños no nos lo contó Don Casimiro.

—No. — Responde Alberto.

—Claro. Tiene sentido. Don Casimiro no lo ha contado porque no era la bruja los que los mataba, sino la inquisición, y eso quería él esconderlo. Porque pertenece a ella. Al igual que por lo que me habéis contado, el médico este que dirige el centro, el tal Doctor Bartolo Salas. — Reflexiona Evo.

—Pues sí. Una inquisición muy rara, Evo. Vi a un fraile con un reloj en la muñeca.

—Déjate de tonterías. Quizás hayáis tenido una experiencia de paranoia colectiva.



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