Juan Carlos I: El hombre que pudo reinar (Spanish Edition) by Fernando Ónega

autor:Fernando Ónega [Ónega, Fernando]
La lengua: spa
Format: azw3
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2015-01-01T16:00:00+00:00

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Un rey legitimado por la izquierda

republicana

Increíblemente, comunistas y socialistas consolidaron más al rey que el franquismo que lo había llevado al trono. Carrillo-Juan Carlos, historia de una seducción. Felipe González, la amistad real que se mantiene. Los nuevos comunistas niegan el relato de la Transición y hacen que la monarquía tenga menos respaldo parlamentario.

Sentado en su despacho del Palacio de la Zarzuela, el rey Juan Carlos I recordó pasajes de su biografía. Más que pasajes, sensaciones. Y uno de ellos fue su relación con la izquierda política. No se trató de un asunto menor, sino de una de las grandes claves del éxito de la instauración de una democracia estable en España. Si la izquierda no se hubiera implicado en los mecanismos de la Transición, si no hubiera dado su apoyo al pacto constitucional de 1978 y si no hubiese aceptado la monarquía, el camino hacia la libertad habría sido distinto. Probablemente dramático, aunque nadie lo sabe. Pero desde luego que distinto. Por eso el recuerdo del rey está lleno de gratitudes a los dos grandes partidos de izquierda. Y lo dice con esta claridad:

—Aunque no guste a todo el mundo, nunca podré olvidar el comportamiento del Partido Socialista y el Partido Comunista. Si en aquellos momentos a la izquierda española, y concretamente a Santiago Carrillo, se le hubiera ocurrido sacar sus militantes a la calle, hoy ni tú ni yo estaríamos aquí. Pero funcionó la buena voluntad de Carrillo y la confianza que tuvo en mi palabra. Yo había prometido legalizar al PCE. Se lo había dicho al gran amigo de Carrillo, Ceaucescu, a través de Manolo Prado, que fue mi emisario, con una única salvedad: yo decidía el cómo y el cuándo. Y Carrillo aceptó. Si se hubiera revuelto y exigido la legalización inmediata, me hubiera puesto en un aprieto.

Creo que vale la pena recordar cómo una izquierda tradicional e ideológicamente republicana aceptó la monarquía y cómo ocurrió algo trascendental: el modo en que el rey logró que se identificara monarquía y democracia.

En el período que tratamos de narrar se produjo la historia de una seducción, creo que mutua, que empezó por ser un matrimonio de intereses entre Juan Carlos de Borbón y Santiago Carrillo Solares. Su narración, un relato fascinante de la aproximación de dos personajes históricos, en principio condenados a no entenderse, alcanzó su momento culminante cuando el rey le dijo al comunista: «A nadie le extrañaría, don Santiago, que usted empezase a llamar a su partido Real Partido Comunista de España».

Algo de esto he contado en el libro Puedo prometer y prometo, con el testimonio que generosamente me prestó el propio rey. Cuando el régimen de Franco caminaba hacia su final por la avanzada edad del Caudillo, parecía que en España no había más que un partido organizado fuera del Movimiento: el Partido Comunista de España. Tenía una intensa vida sindical, una presencia intelectual más que notable, algunas publicaciones toleradas y una demostrada capacidad de convocatoria y agitación. Los hechos acreditaron que su seguimiento social

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