John Henry Newman. Una semblanza by José Morales

autor:José Morales
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2015-02-01T00:00:00+00:00

Capítulo séptimo: Comienzos del Oratorio de Inglaterra en Birmingham.

Newman constituye formalmente la Congregación en el curso de una ceremonia que tiene lugar el 1 de febrero, víspera de la fiesta de la Purificación de Nuestra Señora. Admite a nueve miembros: cinco sacerdotes –A. St. John, J. Dalgairns, W. Penny, R. Coffin y T. Stanton–; un novicio: Francis Knox; y tres hermanos.

Los habitantes de Maryvale tienen que dedicar bastante de su tiempo a instalar la casa. Los medios económicos y materiales no abundan lo cual obligó a una administración rigurosa de los fondos disponibles. Newman emplea muchas horas del día en su actividad de superior, a la que se suman las que realiza como profesor de Teología y maestro de novicios.

Predica en St. Chad, la catedral de Birmingham, una serie de ocho sermones, que le obligaba a recorrer la distancia de seis millas hasta la ciudad a través de zonas inseguras frecuentadas por ladrones.

Newman ha envejecido considerablemente en los últimos años. Edward Benson, futuro arzobispo de Canterbury, pudo verle y oírle el 27 de febrero y escribir: 'Estaba muy delgado y cuando empezó el sermón su voz era muy débil. Hablaba con gran dificultad e incluso alguna vez hubo de tomar aliento. Pero la voz resultaba muy dulce'. Él se siente bien de salud. 'Nunca me he encontrado mejor… –comunica a la mujer de un amigo–. La única indisposición que sufro es la del hallarme siempre cansado, pero pienso que se debe simplemente a la edad. A medida que pasa el tiempo los rasgos de uno se hacen más pesados. Creo que estos largos años de ansiedad se han marcado en mi rostro y ahora que ya han terminado no puedo cambiar lo que se ha convertido en un efecto físico'.

La incorporación de Faber y su grupo, que se habían unido a Newman poco antes, comienza pronto a crear dificultades. Se confirman algunos temores de Newman sobre la heterogeneidad de los nuevos oratorianos, y el mismo Faber, que padece problemas de salud, no consigue empezar su noviciado en la fecha prevista.

William Bernard Ullathorne, benedictino (1806-1889), es designado durante el verano obispo vicario apostólico del distrito central. Primero como vicario papal de este distrito eclesiástico y como obispo residencial de Birmingham a partir de 1850, Ullathorne será el diocesano de Newman hasta un año antes de la muerte de éste. La relación entre ambos, iniciada con cierta dificultad y algunos recelos mutuos, florecería muy pronto en una amistad sincera basada en hondo respeto recíproco.

Ullathorne era sereno y decidido de carácter, tenía gran experiencia pastoral y no se le conocía como hombre de partido. Encarnaba el catolicismo que durante tres siglos había resistido en el Yorkshire la presión protestante y en el momento de ser nombrado obispo vicario parecía ocupar un terreno intermedio entre los valores representados por los católicos históricos y la influencia de la nueva visión romana y de los conversos.

Éste es un período de la vida de Newman en el que no solamente procura asentar las bases del Oratorio de

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