Inadaptada by Lexi Freiman

autor:Lexi Freiman [FREIMAN, LEXI]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Crossbooks México
publicado: 2018-06-26T22:00:00+00:00

SEGUNDA PARTE

8

Por la mañana, su padre se para en la barra, engullendo con furia su cereal con pasas. Señala la GoPro.

—Eso es de Jacob.

—Sólo estoy tomándola prestada.

—¿Le preguntaste?

—Le enviaré un mensaje de texto.

—Está en la simulación de la ONU.

—Así que le enviaré un mensaje —dice Ziggy con sarcasmo—. Es sólo una simulación de la ONU.

Ruth sale a la sala, asintiendo adormilada cuando pasa junto al cuenco de cereal de Jeff.

—Su ración de ser —dice con una voz tonta, impregnada de abatimiento. Ziggy mira a su padre devorar su cereal de desayuno con una energía perturbadora. Se lleva el tazón a la cara y saca con vigor las hojuelas restantes. La escena del desayuno conjura el pathos turbio de ver a un dictador renunciar a su poder a los militares. La simpatía de Ziggy está reservada para los niños.

Desde su habitación, mira cómo Jeff corre por la entrada hacia su Audi. El viento está helado, pero su padre baja el techo y coloca una gorra de beisbol verde en su cabeza. Verde lima. Con un logotipo triangular desconocido, como unas insignias arcanas. Ziggy se imagina un salón para banquetes largo y con candelabros, con hombres en bata y chicos menores de edad. Lo que es homofóbico y tiene un estilo muy a lo Hollywood. Se corrige: Jeff es sólo un contador.

Ziggy se escapa por la puerta principal sin despedirse de su madre. Ha fijado la GoPro en su cabeza con firmeza. En la puerta de entrada, ve a dos niños de primaria acercándose por el pavimento. Ziggy espera a que pasen, la miran mientras finge apuntar la cámara a un pájaro cucaburra que se ha posado, gordo y señorial, en el poste de la cerca. Cuando los niños están en la seguridad de la esquina, escucha las palabras «Google Glass». El otro dice «lesión en la cabeza». Sabiendo que los perturbó, Ziggy sale a la calle con confianza. La GoPro la hace sentirse alta, cerebral y con prisa para llegar a algún lado. En el autobús, se encoge —de manera innecesaria— en un asiento que mira hacia el interior y observa con descaro a los otros pasajeros. Su cabeza parece hincharse, como si todo el cuerpo de Ziggy hubiera brincado dentro de su cráneo y los órganos bombearan valor a sus sienes. Le sonríe raro a una niña del séptimo grado, y por primera vez Ziggy no se preocupa de si parece masculina, femenina o gay.

En las puertas de la escuela, Ziggy conecta su teléfono y mira las imágenes de la GoPro en tiempo real. El efecto de ojo de pescado les da a los pastizales de Kandara la pequeñez nítida, como de ilustración, que aparece cuando miras por el lado equivocado de un binocular. La hace reír y recupera esa sensación de omnipotencia, como un niño pequeño.

Junto a los casilleros, las chicas la miran con recelo. Cate le da a Ziggy el diagnóstico suave de «necesitada de atención», mientras que el de Kate es más duro: «psicópata pervertida».

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