¡Finalmente libres!: Las memorias de Néstor y Toni Kuilan (Spanish Edition) by Kuilan Toni & Kuilan Néstor

autor:Kuilan, Toni & Kuilan, Néstor [Kuilan, Toni]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Néstor Kuilan
publicado: 2019-05-11T16:00:00+00:00

Capítulo 7 – Instructor de la Escuela del Ministerio del Reino

Después de varios años viajando por todo el país celebrando asambleas, visitando los circuitos y sus congregaciones, me promovieron para conducir la Escuela del Ministerio del Reino. Esta escuela ofrecía un curso de dos semanas a los ancianos. El propósito era capacitar a los llamados ancianos (quienes dirigían las congregaciones) y enseñarles las normas de la Sociedad. Se presentaba mucho material que era secreto para los miembros de las congregaciones y era información sobre cómo tratar con los asuntos disciplinarios. Era un curso bien estructurado donde se consideraban todos los aspectos de la congregación y temas bíblicos. En el curso se estudiaban detalladamente los procedimientos que deben seguir los comités de las congregaciones al tratar con problemas de conducta, moralidad y situaciones personales.

La Watchtower no dejaba nada al criterio o razonamiento de los comités. Se consideraban todo tipo de posibilidades y situaciones que podrían ocurrir en una congregación y lo que ellos debían hacer. En ocasiones, los participantes traían temas morbosos para recibir ayuda en cuanto a cómo atenderlos. Las preguntas que surgían eran mayormente sobre casos judiciales. Esta organización promueve la vigilancia entre los miembros y lo disfraza con el concepto de que eso se hace para ayudarse unos a otros a ser mejores cristianos, capacitados para alcanzar la máxima madurez. Cuando se hacían acusaciones, la excusa era socorrer a la persona acusada. Los hermanos se incriminaban unos a otros basados en sospechas de posibles violaciones a las normas.

Los ancianos querían regresar a sus congregaciones con instrucciones específicas sobre cómo tomar acción en todas las situaciones discutidas, pero en la mayoría de los casos que ellos traían, no había evidencia suficiente para sustentar las acusaciones, sino que casi todo era basado en sospechas y discutido con ánimo de controlar y castigar. Por ejemplo, si veían a una chica con actitud alegre y ropa moderna, ya causaba sospechas y la tildaban de “mundana” y estaban a la expectativa de que estuviera violando principios de la organización para acusarla por conducta sospechosa, “no apropiada para una cristiana”. Usaban esta terminología para evitar la posibilidad de que surgiera alguna demanda legal.

Estas preguntas y las consultas que me hacían dejaban ver a qué grado éramos controlados los miembros de la congregación y cuán difícil era darse cuenta de lo que estaba sucediendo, pues este control existía y todavía continúa en todos los niveles de la organización. Era muy difícil ayudarlos a que usaran su propio juicio y mostraran compasión con los demás, pues tenían miedo a equivocarse y lo importante era saber la opinión de la Sociedad en cuanto a cada situación.

Este seminario intensivo de dos semanas de duración se ofreció en las grandes ciudades de España y luego (cuando llegó la libertad religiosa) se condujo solamente en la oficina de la sucursal en Barcelona. Entonces, los ancianos venían a Barcelona y tomaban el curso en la nueva oficina sucursal. Tuve la oportunidad de impartir este curso a todos los ancianos de España de aquellos años.

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