Entre Limones by Chris Stewart

Entre Limones by Chris Stewart

autor:Chris Stewart
La lengua: es
Format: mobi
publicado: 2010-03-21T14:08:18+00:00


Consultamos una serie de trabajos sobre este tema y poco a poco fue surgiendo un plan. Los tres factores que teníamos que tener en cuenta para la construcción eran: felicidad, seguridad y transportabilidad. A fin de obtener el máximo rendimiento de nuestras codornices decidimos que había que simular, dentro de lo posible teniendo en cuenta los límites de una caja cerrada con tela metálica, las condiciones de que disfrutaban en su hábitat natural.

Inventamos una especie de arca portátil con un ponedero cerrado y dependencias nocturnas en un extremo, zona a la que se accedía por una trampilla astutamente ideada. El otro extremo estaba rodeado de tela metálica, pero la parte del fondo estaba abierta para que los inquilinos tuvieran acceso al trozo de terreno en que se hubiera colocado el artilugio. El área exterior estaba bordeada por una tela metálica sujeta con piedras. El objeto acabado me parecía el súmmum de la modernidad y del progreso en la cría de aves de corral.

Pero, desgraciadamente, las codornices no lo entendieron así. Cuando las introdujimos en su nuevo hogar, se fueron directamente a un rincón del ponedero y se quedaron allí escondidas con aire desconsolado y triste. Después de comportarse de esta manera tan poco prometedora durante aproximadamente una semana, al fin lograron experimentar una de las pocas situaciones de que gozan las codornices en su hábitat natural: ser devoradas por un zorro.

La eliminación de las codornices no fue suficiente para resolver la falta de armonía en el gallinero. Las contracorrientes de antipatía mutua siguieron afectando el rendimiento. Así pues, preparamos una vivienda atractiva para las odiadas gallinas, un bonito gallinero de piedra construido de modo tradicional, con una espaciosa área exterior de recreo y una puerta de seguridad antizorros, y allá que se fueron las gallinas. Poco después tuvimos la alegría de ser obsequiados con nuestro primer huevo. Presté atención culinaria total al huevo a la manera francesa, de acuerdo con la descripción que de ella hace Elizabeth David. Primero lo sumergí durante un minuto en agua hirviendo a fuego vivo, luego retiré el cazo del fuego y lo dejé reposar durante otros cinco minutos, y después lo enfrié metiéndolo en agua y me lo comí. Resultó el mejor huevo que jamás he comido, preparado con perfección exquisita. Desgraciadamente, mientras yo me comía el huevo, un armiño o una comadreja se estaba comiendo las gallinas. Y no muchas semanas más tarde, las gallinas de Guinea primero y las palomas después siguieron el mismo camino. Zorros, culebras, armiños, comadrejas, martas, gatos monteses, ratas, estaban todos al acecho para hacer que desistiéramos de tomar cualquier tipo de medida en el campo de la cría de aves de corral. Nuestras técnicas y nuestras instalaciones no estaban a la altura de sus ataques. Por más que intentáramos arreglar y poner parches en las paredes y alambradas de nuestros gallineros, los animales salvajes eran más listos que nosotros. Muy a nuestro pesar, desistimos del proyecto. Había demasiadas otras tareas ejerciendo presión sobre nosotros -por lo pronto



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