El faraón perdido by Vicente Raga

autor:Vicente Raga [Raga, Vicente]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Intriga, Juvenil
editor: ePubLibre
publicado: 2022-11-25T00:00:00+00:00

29

GUIZA, EGIPTO, 4 DE ABRIL DE 1837

—¿Este papel es auténtico? —preguntó el coronel Vyse, que aún lo mantenía entre sus manos.

—Le aseguro que sí. Lo recibí ayer mismo desde El Cairo —le respondió Mr. Hill—. Si lo desea se lo puede quedar. Para usted puede ser relevante, pero a mí no me concierne.

—Supongo que esto demuestra que está en contacto permanente con el exterior.

—Sí. Tengo una persona que hace de correo y se encarga de mantenerme informado de todo lo que sucede fuera de Guiza. También tengo otro hombre que me mantiene al tanto de lo que ocurre aquí, en la excavación. Como ya sabe, yo estoy exclusivamente centrado en la tercera pirámide y no puedo permitir que mi trabajo se vea amenazado por cuestiones externas que desconozco. En mi caso, que me paso aquí dentro todo el día, esa información me resulta fundamental.

—Le agradezco que haya compartido esa nota conmigo, pero el consejo que me ha dado me ha generado más dudas que respuestas.

En ese preciso instante, escucharon voces de varias personas que se aproximaban hacia ellos. Era Mr. Perring, acompañado del janissary Osman y dos personas más.

Después de los preceptivos saludos, Mr. Perring empezó a trabajar. Tomó medidas exactas de la longitud del túnel hasta la puerta recién hallada y de su grado de inclinación. Sacó unos papeles de la cartera de mano que siempre llevaba consigo. Ahí guardaba todas sus mediciones y datos técnicos. Tomó entre sus manos el correspondiente a las medidas externas de la tercera pirámide, que ya había tomado con anterioridad. Se sentó en el suelo y estuvo un rato haciendo lo que parecían cálculos matemáticos.

A su alrededor, todos le observaban en silencio.

Cuando terminó, se dirigió hacia la puerta recién hallada. Midió sus proporciones. Después, para desconcierto de todos los presentes, extrajo de su cartera un extraño objeto. Era un cilindro de madera que tenía en sus extremos dos apéndices, uno que parecía ajustarse a la oreja humana y otro de mayores proporciones.

Mr. Perring pareció darse cuenta de la extrañeza de los presentes.

—Es un stéthoscope, un aparato que han empezado a utilizar los médicos franceses para amplificar los sonidos del corazón y de otros órganos internos humanos, sin necesidad de aplicar el oído sobre el cuerpo, como se ha hecho hasta ahora —les explicó, mientras se dirigía hacia la puerta.

—¿Y qué utilidad puede tener aquí ese aparato médico?

—Eso depende. Si permanecen en silencio, quizá les pueda dar una respuesta.

Vieron cómo Mr. Perring colocaba un extremo de aquel curioso objeto sobre su oído derecho y en extremo más grande sobre la pared. Empezó a dar pequeños golpes en diferentes lugares de aquellas enormes piedras. Cada medio minuto se cambiaba de sitio y repetía la misma operación. Al cabo de un rato, volvió con sus papeles y tomó notas.

Mr. Perring levantó la cabeza y se quedó mirando a los presentes. Todos permanecieron en silencio, esperando sus explicaciones.

—Tengo que reconocer que estoy desconcertado —dijo, al fin—. Según mis mediciones, aunque no nos encontramos en el mismo eje de la pirámide, es decir, en su centro, estamos bastante cerca.

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