Eclipse by Jo Nesbø

Eclipse by Jo Nesbø

autor:Jo Nesbø [Nesbø, Jo]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2022-03-26T00:00:00+00:00


28

SÁBADO. ÚLTIMO ACTO

Los focos del fondo de la piscina eran la única fuente de luz, que en la habitación en penumbra bailaba sobre las paredes y el techo. Al verla, Harry logró por fin que su cerebro dejara de dar vueltas a los informes. El bañador de Alexandra parecía revelar más de su cuerpo que si estuviera desnuda del todo. Apoyó los codos en el borde de la piscina para meterse en el agua que, según la recepcionista de The Thief, estaba a treinta y cinco grados exactos. Alexandra vio cómo la observaba mientras sonreía con ese aire enigmático de las mujeres que saben —y aprecian— que a los hombres les gusta lo que ven.

Nadó hacia él. Salvo una pareja que estaba medio sumergida en el otro extremo, tenían la piscina en exclusiva. El agua les llegaba por el pecho. Harry sacó la botella de champán de la cubitera, sirvió una copa y se la pasó.

—Gracias —dijo ella.

—¿Estamos en paz? —dijo él mientras la veía beber.

—De ninguna manera —dijo ella—. Después de lo que publicaron en VG sería muy grave que se supiera que me dedico a hacer análisis de ADN en secreto para ti. Por eso quiero que me hagas una confidencia.

—Hum. ¿Como cuál?

—Eso lo decides tú. —Se deslizó hacia él—. Tiene que ser un secreto muy oscuro.

Harry la miró. Pensó que tenía la misma expresión que Gert cuando exigía que le cantara Blåmann. Alexandra sabía que era el padre de Gert, y de repente lo asaltó la loca idea de contarle todo lo demás. Miró la botella de champán. Al pedirla, aunque fuera con una sola copa, ya había comprendido que era una mala idea. Del mismo modo que sería mala idea contarle lo que solo sabían él y Johan Krohn. Carraspeó.

—En Los Ángeles le destrocé el cuello a un hombre —dijo—. Lo sentí en los nudillos, noté cómo se rompía. Me gustó.

Alexandra lo miró con los ojos muy abiertos.

—¿Os peleasteis?

—Sí.

—¿Por qué?

Harry se encogió de hombros.

—Una pelea de bar. Por una mujer. Yo estaba borracho.

—¿Cómo te fue?

—Bien. Solo golpeé una vez y se acabó.

—¿Le diste en la tráquea?

—Sí. Como un cincel. Un golpe fulminante. —Levantó la mano y le mostró cómo—. Aprendí de un especialista en combate cuerpo a cuerpo que entrenaba a los FSK del ejército en Afganistán. La cuestión es que si le das a tu contrincante en el punto exacto del cuello, toda resistencia desaparece al instante porque el cerebro solo tiene capacidad para una cosa, conseguir aire.

—¿Así? —preguntó Alexandra doblando las dos primeras falanges de los dedos.

—Y así —dijo Harry, le enderezó el pulgar y lo acercó al dedo índice—. Y luego apuntas aquí, a la nuez. —Se golpeó el cuello con el dedo índice—. ¡Eh! —gritó cuando ella quiso darle un golpe sin previo aviso.

—¡Quieto! —ella rio y volvió a pegar.

Harry se echó a un lado.

—Creo que no me has entendido. Si aciertas, podrías causar la muerte. Digamos que esta es la nuez —dijo señalándose un pezón—. Y tienes que hacer uso de



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