Diario de un skin by Antonio Salas

Diario de un skin by Antonio Salas

autor:Antonio Salas [Salas, Antonio]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2003-01-01T05:00:00+00:00


Capítulo 7

Paganos, satánicos y esotéricos

Los partidos políticos nada deberían tener que ver con los problemas religiosos en tanto que éstos no socavasen la moral de la raza, de la misma manera, la religión no debería mezclarse en las intrigas políticas.

Adolf Hitler, Mi lucha

Javier A. R., miembro de AUN a quien había conocido en mis contactos neonazis en el norte, fue el primero en llegar. Poco después lo hizo Juan Carlos, uno de los miembros más activos del Círculo de Estudios Indoeuropeos, que desde Alcorcón organiza la distribución bibliográfica y de material. Vestía cazadora bomber y lucía pelo al uno. Nos citamos en la estatua del oso y el madroño, en la Puerta del Sol, muy cerca de DSO.

Saludos, presentaciones y Óscar nos condujo hasta el Café Garibaldi, en la calle San Felipe Neri, donde nos aguardaban ya otros componentes del CEI. Allí conocí a Antonio H. P., cabecilla de la Hermandad Aria en Guadalajara —hasta donde ya me había desplazado anteriormente para seguir sus pasos, y con quien había hablado por teléfono e intercambiado e-mails en muchas otras ocasiones—. Con él me he encontrado, sin esperármelo, en otros actos de la extrema derecha española.

Pero de todos los asistentes dos me llamaron especialmente la atención. Por un lado Fabio H., joven peruano domiciliado en la calle Playa Feixeira, de Madrid, y José M., bombero de un ministerio, de 46 años, domiciliado en la calle Ángel Puech, también de Madrid. Ambos se declaraban seguidores incondicionales del ocultismo nazi, el tantrismo y el paganismo, e hicieron gala de unos conocimientos extraordinarios en esa materia.

No podía evitar sentir un cierto sentimiento de vergüenza ajena al escuchar a aquel joven neonazi peruano. En Perú existen colectivos neonazis como el Movimiento de Acción Nacionalista Peruano (MANPE), que manifiestan su repulsa por los inmigrantes, por ejemplo bolivianos, que «infectan su nación». Sin embargo cuando son los peruanos los que emigran a países como Chile, son nazis, como mis camaradas de Odal Sieg, los que agreden a aquellos invasores. Pero si son chilenos o cualquier otro tipo de «sudacas» los que vienen a España, éramos los skinheads españoles quienes propinábamos brutales palizas a esos inmigrantes. Aunque si fuésemos españoles los que emigrásemos a EE. UU., por ejemplo, podríamos convertimos en el blanco de los racistas del KKK, veteranos en agredir o asesinar a todo tipo de hispanos… Absurdo, ¿no?

Sin embargo, el otro personaje resultaba aún más interesante. Para el bombero del Ministerio de Defensa, meticuloso analista de la obra de Miguel Serrano, el nazismo era mucho más que una opción política. Era una revelación mística. José, ocultista, esotérico y practicante del tantrismo, compartió con todos nosotros su particular cosmogonía del mundo, convencido de que el nacionalsocialismo triunfaría gracias a la lucha que los «demiurgos» mantienen a través de la «hipergeometría» y la «parapolítica».

En esa reunión conocí la existencia de las celebraciones paganas que los neonazis del CEI, y otros colectivos similares, realizan todos los solsticios y equinoccios. Sus jornadas de convivencia.

Me facilitaron todos los números de La Voz



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